El origen de esta denominación viene de un juego de engaño realizado de naipes con tres cartas, llamado Trile, Tril o Las Tril, en el que se debe acertar dónde está la carta por la que previamente se ha apostado. Se llama trilero al que se dedica a este timo.
Los trileros son personajes a caballo entre una obra teatral y un número de magia. Una caja de cartón, que sirve como mesa, unos vasos de plástico o una patata partida por la mitad, hueca en su interior, y una bola, da lugar a varias manipulaciones y desplazamientos salteados de los vasos. El juego consiste en adivinar donde finalmente está depositada la bola, bajo una apuesta de dinero.
Una caja de cartón, que sirve como mesa, unos vasos de plástico o una patata partida por la mitad, hueca en su interior, y una bola, da lugar a varias manipulaciones y desplazamientos salteados de los vasos.
En nuestra ciudad se vieron a partir de los años 70 en las inmediaciones de la Estación del Norte, calle de Xàtiva esquina a la de Pelayo, en la plaza de la Reina, frente a la Iglesia de Santa Catalina y en las calles adyacentes a la plaza Redonda en días festivos. Fueron famosos el gitano Joaquín Fernández; Manolete, llamado así por su gran parecido con el famoso torero; Antonio El Matemático, y el histórico Pedro Sanjuán.
En nuestra ciudad se vieron a partir de los años 70 en las inmediaciones de la Estación del Norte, calle de Xàtiva esquina a la de Pelayo, en la plaza de la Reina, frente a la Iglesia de Santa Catalina y en las calles adyacentes a la plaza Redonda en días festivos.
Fuimos testigos de sus actuaciones un domingo del año 2001 en las inmediaciones de la plaza Redonda. Entre el bullicio, tres “actores” rodean dos cajas de cartón superpuestas. Sobre ellas están las tres medias patatas huecas y una bolita de plástico. Comienza la función. Uno de los tres individuos demuestra su impaciencia para apostar con billetes de veinte euros en las manos. Es uno de los ganchos. El maestro habla en voz alta para llamar la atención de cuantos pasan. Una incauta joven pareja se detiene. Pese al recelo del chico, la chica está interesada por la partida y, sin apostar, acierta donde está la bola. Al final “pica” y realiza varias apuestas con pérdida de unos 150 euros. Cuando la pareja protesta por el engaño algo pasa. Al grito de ¡Água! como señal, un compinche alerta de un peligro. El maestro recoge rápido las medias patatas y la bola, abandonando las cajas y desapareceante la supuesta presencia de la policía municipal. Al cabo de unos minutos las cajas vuelven a estar montadas en otro lugar inmediato. Se disponen otra vez para la tarea… vuelta a empezar. Es la magia del engaño.
Comienza la función. Uno de los tres individuos demuestra su impaciencia para apostar con billetes de veinte euros en las manos. Es uno de los ganchos. El maestro habla en voz alta para llamar la atención de cuantos pasan.
A. P. R. S. = Archivo Privado de Rafael Solaz
Juego del tril. Dibujo. A. P. R. S.