La subasta de tiradas de aves acuáticas en Cullera vuelve a marcar un hito económico y social, con una recaudación que supera los 28.400 euros. Los cazadores se preparan para una temporada clave en la Albufera, con las replazas más cotizadas a la cabeza.
Una vez más, la pequeña pero emblemática ciudad de Cullera ha sido escenario de una de las tradiciones más longevas y, para muchos, emocionantes del otoño valenciano: la subasta de replazas para la caza de aves acuáticas. El pasado domingo, 20 de octubre, el Ayuntamiento organizó esta cita anual en el Espacio Multiusos del Mercado, reuniendo a un centenar de cazadores apasionados, locales y de otros puntos de la Comunidad Valenciana, dispuestos a pujar por las codiciadas zonas de caza que les darán acceso a la temporada cinegética en el parque natural de la Albufera.
Con una recaudación provisional de más de 28.400 euros, esta edición se confirma como una de las más lucrativas de los últimos años. Sin embargo, más allá de la cifra económica, lo que realmente se respira en este evento es el peso de una tradición que se remonta a 1882, en la que el equilibrio entre la naturaleza y la caza ha sido cuidadosamente mantenido por generaciones de cazadores y agricultores de la región.
Un evento de altura: la replaza 17, nuevamente en la cima
Si hay algo que nunca cambia en Cullera es la feroz competencia por las replazas más deseadas. Y, como viene sucediendo en los últimos tres años, la replaza número 17 volvió a situarse en lo más alto, alcanzando los 3.500 euros en la puja. Esta zona, famosa entre los cazadores por su estratégica ubicación dentro de los arrozales de la Albufera, ha consolidado su estatus como la más buscada por aquellos que no están dispuestos a escatimar cuando se trata de asegurar una jornada exitosa en el campo.
Le siguen de cerca la replaza número 6, adjudicada por 2.500 euros, y la número 19, que alcanzó los 2.400 euros. No es de extrañar que estas zonas, consideradas las mejores por su cercanía a los puntos de mayor tránsito de aves migratorias, sean las que desencadenan las pujas más intensas y acaloradas. Otras replazas, como las números 13, 26, 22 y 30, también superaron los 1.000 euros, mientras que algunas, aunque más modestas en precio, encontraron comprador por menos de esa cantidad. En definitiva, se trata de una demostración del interés que sigue despertando esta tradición, tanto por el aspecto cinegético como por su impacto económico.
La subasta: cuando la pasión se traduce en euros
A pesar de las cifras, el evento no es solo una cuestión de números. La subasta de replazas en Cullera es un momento clave en el calendario local, donde la camaradería entre los cazadores, la historia de la ciudad y el entorno natural se entrelazan. Presidida por el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, acompañado por el concejal de Caza, Salva Tortajada, y otras autoridades locales, como el presidente del Sindicato de Riegos, José Polo, y el presidente de la Sociedad de Cazadores, Juan Vicente Puig, la jornada fue una celebración de la herencia cultural de la ciudad.
El Espacio Multiusos del Mercado, que acogió a más de un centenar de personas, vibró con la emoción de cada puja, a medida que los cazadores competían por asegurarse las mejores replazas. Sin embargo, más allá de la adrenalina de la subasta, lo que destaca es el profundo respeto por la tradición cinegética que se ha mantenido viva en Cullera durante más de un siglo. Este evento es una pieza clave en la estructura social y económica de la ciudad, que cada año aprovecha los ingresos generados para reinvertir en la mejora de las infraestructuras del coto de caza y en la conservación del parque natural de la Albufera.
Temporada de caza: la cuenta atrás ha comenzado
Con la subasta finalizada y las replazas adjudicadas, los cazadores ya tienen la vista puesta en la primera jornada de tiradas, que se celebrará el próximo 30 de noviembre. La temporada cinegética de aves acuáticas en Cullera, que se extenderá hasta enero de 2025, cuenta con un total de ocho tiradas, repartidas estratégicamente para maximizar las oportunidades de caza en un entorno que, año tras año, sigue siendo un refugio para numerosas especies de aves migratorias.
El parque natural de la Albufera, una de las joyas ecológicas de la Comunidad Valenciana, ofrece un escenario inigualable para la práctica de la caza de aves acuáticas. Los humedales, que durante los meses de otoño e invierno se convierten en hogar temporal de miles de aves migratorias, son el terreno de juego ideal para los cazadores que buscan vivir una experiencia única en contacto directo con la naturaleza.
Un compromiso con la sostenibilidad
Si bien la caza es una actividad profundamente arraigada en Cullera, las autoridades locales, en colaboración con la Sociedad de Cazadores y el Sindicato de Riegos, son conscientes de la importancia de gestionar esta práctica de manera sostenible. En los últimos años, se han implementado estrictas normativas para garantizar que la caza se desarrolle dentro de los límites necesarios para proteger el ecosistema de la Albufera.
El concejal de Caza, Salva Tortajada, subrayó durante la subasta la importancia de encontrar un equilibrio entre la tradición cinegética y la conservación del entorno natural: “La caza en Cullera no es solo un legado, es una responsabilidad. Debemos asegurarnos de que esta actividad se realice de manera respetuosa con el medio ambiente, para que podamos seguir disfrutando de ella sin poner en riesgo el futuro de nuestro parque natural”.
Este enfoque ha permitido que Cullera se mantenga como un referente en la gestión sostenible de la caza, asegurando tanto el bienestar del ecosistema como el mantenimiento de una tradición que sigue siendo fundamental para la comunidad local.
¿Qué hace especial a la caza en Cullera?
Aparte de la ya mencionada replaza 17, la caza en Cullera ofrece algo más que simples números de aves cazadas. Para muchos de los cazadores, locales y visitantes, se trata de una experiencia única que combina la emoción de la caza con el contacto directo con uno de los paisajes más emblemáticos de la Comunidad Valenciana.
El parque natural de la Albufera no solo es un santuario de biodiversidad, sino también un lugar de encuentro para generaciones de cazadores que ven en esta actividad una forma de conectarse con la naturaleza y con sus propias raíces culturales. Las jornadas de caza en Cullera no son meramente deportivas, sino también momentos de convivencia y aprendizaje, donde los más veteranos transmiten sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Reflexión final: Cullera, tradición y futuro en equilibrio
A medida que la sociedad sigue avanzando hacia una mayor conciencia ambiental, la caza en Cullera enfrenta el desafío de adaptarse a las demandas del siglo XXI sin perder su esencia. La subasta de replazas de este año ha demostrado que, a pesar de los cambios, la pasión por esta actividad sigue siendo tan fuerte como siempre. Sin embargo, el verdadero reto será mantener este equilibrio en el futuro, asegurando que la tradición cinegética pueda coexistir con la necesidad de proteger un entorno natural cada vez más frágil.
La pregunta que muchos se hacen ahora es: ¿podrá Cullera seguir siendo un referente en la caza sostenible en las próximas décadas, o se verá obligada a reinventarse para adaptarse a un mundo en constante cambio?
¿Qué piensas tú? ¿Debería Cullera seguir apostando por la caza como parte de su identidad, o es hora de explorar nuevas formas de convivencia con su entorno natural?