VALENCIA — En pleno corazón del barrio de Benimaclet, entre huertas, arte urbano y espíritu comunitario, se alza una de las construcciones más singulares de Valencia: el edificio Espai Verd. Con su silueta inconfundible, formas geométricas imposibles y vegetación desbordante en balcones y terrazas, este complejo residencial se ha convertido no solo en un icono arquitectónico, sino también en un símbolo identitario del barrio.
Espai Verd es, para muchos, la bandera no oficial de Benimaclet. Su presencia destaca tanto como su historia: una apuesta por el brutalismo, la sostenibilidad y la vida cooperativa en una ciudad que, en los años 90, comenzaba a redibujar su skyline.
🏗️ Una idea revolucionaria hecha vivienda
Diseñado por el arquitecto Antonio Cortés Ferrando y su equipo del estudio CSPT Arquitectos, Espai Verd fue construido entre 1986 y 1994. Su nombre, que significa literalmente “espacio verde”, es una declaración de intenciones: un oasis urbano que integra naturaleza, comunidad y diseño.
Inspirado en referentes como Habitat 67 de Moshe Safdie o Walden 7 de Ricardo Bofill, el edificio reinterpreta el brutalismo en clave mediterránea. El hormigón visto se convierte en lienzo, en forma y en fondo; no es un mero soporte estructural, sino un elemento artístico.
🏘️ Un modelo habitacional basado en la convivencia
Espai Verd alberga 108 viviendas distribuidas en dúplex, tríplex y cuádruplex. El complejo fue concebido como una cooperativa de viviendas, lo que permitió a los futuros residentes participar activamente en el diseño de sus hogares. No solo eligieron cómo querían vivir, sino también con quién compartir los espacios comunes.
Cada unidad tiene acceso a amplias terrazas ajardinadas, lo que refuerza la idea de armonía entre naturaleza y arquitectura. La separación entre lo público y lo privado se diluye, generando un entorno donde la interacción vecinal fluye de manera natural.
🌞 Arquitectura ecológica antes de su tiempo
Uno de los mayores aciertos del proyecto fue su orientación estratégica: el edificio se giró 45 grados respecto a la trama urbana convencional para maximizar la exposición solar. Esta decisión, controvertida en su día, es hoy reconocida como un gesto visionario en eficiencia energética.
Además, Espai Verd incorporó elementos innovadores para su época:
- Sistema de recogida neumática de basuras.
- Red interna de telecomunicaciones.
- Jardines elevados y cubiertas vegetales.
- Circulación de aire cruzado natural.
🌱 Vegetación como protagonista arquitectónica
Lo que más impacta al visitante es la abundancia de plantas que invade todos los rincones. Desde la calle, el edificio parece devorado por su propia vegetación: helechos, hiedras, ficus y jazmines que se enredan con el hormigón, ocultando balcones y suavizando ángulos rectos.
La vegetación no es decorativa, sino estructural. Actúa como barrera climática, como filtro acústico, como escudo de privacidad y como pulmón verde. Este enfoque ha sido clave para que Espai Verd se mantenga fresco en verano, aislado del ruido urbano y rebosante de vida en cada rincón.
🧘♂️ Espiritualidad, bienestar y vida en común
Espai Verd no solo fue pionero en lo ecológico y arquitectónico. También integra una visión holística del habitar: zonas comunes ajardinadas, piscina, espacios de meditación y un oratorio interreligioso que todavía hoy se utiliza.
La estructura escalonada del edificio permite que cada vivienda reciba luz natural y ventilación, configurando un microclima interior sin necesidad de tecnologías invasivas. El diseño busca, en palabras de sus creadores, “construir una comunidad, no solo un edificio”.
🏅 Reconocimiento internacional y legado arquitectónico
Recientemente, la iniciativa europea #SOSBrutalism ha reconocido a Espai Verd como una de las obras más valiosas del brutalismo a nivel internacional. El edificio ha sido incluido en diversas publicaciones académicas y revistas especializadas, y recibe cada vez más visitas de arquitectos, estudiantes y curiosos.
Situado en la calle Músic Hipòlit Martínez, 16, Espai Verd puede observarse también desde la Ronda Norte, muy cerca de la rotonda que conecta Benimaclet con el campus universitario de Tarongers.
🏙️ Más allá de la arquitectura: un emblema vivo
Espai Verd no es un monumento estático, sino un espacio vivo, habitado, transformado por el paso del tiempo pero fiel a su esencia: una arquitectura que cuida, que conecta y que resiste.
Desde su inauguración, ha servido de modelo para nuevas propuestas habitacionales centradas en la sostenibilidad, la vida en comunidad y el bienestar urbano. En un momento donde las ciudades buscan reconectar con sus raíces humanas, el Espai Verd sigue siendo una lección adelantada a su tiempo.