La capital del Turia, conocida por su paella, playas y arquitectura moderna, es también un reflejo de las transformaciones culturales e históricas de Europa. Desde su fundación romana en el 138 a.C. hasta la actualidad, cada nombre que ha recibido cuenta un capítulo único de su legado.
Hoy, Valencia es una de las ciudades más reconocidas del Mediterráneo. Su modernidad se plasma en la icónica Ciudad de las Artes y las Ciencias, mientras que sus tradiciones destacan con las Fallas y la mundialmente famosa paella. Sin embargo, la historia de su nombre revela una rica transformación cultural, desde los días de su fundación romana como Valentia Edetanorum, pasando por su etapa islámica como Balansiya, hasta consolidarse como Valencia tras la Reconquista.
De Valentia Edetanorum a Valencia: un nombre con 2.000 años de historia
La era romana: Valentia Edetanorum (138 a.C.)
La historia de Valencia comienza en el año 138 a.C., cuando los romanos fundaron un asentamiento estratégico a orillas del río Turia. Su nombre original, “Valentia Edetanorum,” significa “Valentía de los edetanos,” en honor a los primeros habitantes íberos de la región.
La ciudad fue concebida como una colonia militar y estuvo habitada inicialmente por veteranos del ejército romano, quienes recibieron tierras como recompensa por su servicio al Imperio. Este carácter militar marcó los primeros siglos de la ciudad, que se convirtió en un importante punto de enlace dentro de las rutas comerciales del Mediterráneo.
La transición visigoda: Valentia (siglo V)
Con la caída del Imperio Romano en el siglo V, los visigodos tomaron el control de la región. Aunque el nombre se simplificó a “Valentia”, la ciudad conservó gran parte de su herencia romana. Durante este periodo, Valencia comenzó a consolidarse como un importante núcleo cristiano, marcando una transición cultural y religiosa que sería clave para su desarrollo futuro.
La etapa islámica: Balansiya (siglo VIII-XIII)
En el siglo VIII, la península ibérica fue conquistada por los musulmanes, y Valentia pasó a llamarse “Balansiya”. Este nombre, influido por el árabe, refleja una adaptación fonética que mantenía una referencia a su origen latino.
Durante más de cuatro siglos, Balansiya fue un próspero centro cultural y económico. Bajo el dominio islámico, la ciudad experimentó un renacimiento urbano y agrícola. Los musulmanes introdujeron avanzados sistemas de riego, como las acequias, que aún hoy en día forman parte del paisaje agrícola valenciano.
En este periodo, Balansiya también se destacó por su arquitectura, con construcciones como la Almoina y los primeros vestigios de murallas que protegían la ciudad. Este legado islámico sigue presente en la toponimia local y en algunos elementos de la arquitectura histórica de Valencia.
La Reconquista: Valencia (siglo XIII)
La transformación final llegó en 1238, cuando el rey Jaime I de Aragón reconquistó Balansiya durante su expansión cristiana. La ciudad pasó a formar parte del Reino de Valencia, que a su vez se integró en la Corona de Aragón. Con este cambio, el nombre de la ciudad se oficializó como “Valencia,” consolidando su identidad en el contexto cristiano medieval.
Durante esta etapa, Valencia vivió un auge económico y cultural. Se construyeron monumentos emblemáticos como la Lonja de la Seda y la Catedral de Valencia, que mezclan elementos góticos y románicos, reflejando la rica fusión de influencias de la época.
Un nombre, muchas culturas
La evolución del nombre de Valencia no es solo un cambio lingüístico, sino un reflejo de las distintas culturas que han habitado la ciudad y moldeado su identidad. Cada etapa histórica dejó huellas visibles en su arquitectura, tradiciones y paisaje urbano:
- “Valentia Edetanorum”: La fundación romana y su legado militar.
- “Valentia”: El inicio del cristianismo bajo los visigodos.
- “Balansiya”: El esplendor islámico y sus avances en agricultura y urbanismo.
- “Valencia”: La consolidación como un centro cristiano y político tras la Reconquista.
Valencia hoy: la mezcla de pasado y presente
Aunque la moderna Valencia mira hacia el futuro con su apuesta por la innovación y la sostenibilidad, su pasado sigue vivo en sus calles, monumentos y tradiciones. Los nombres de lugares como La Albufera o Ruzafa evocan su etapa islámica, mientras que sus restos romanos, como el Foro de la Almoina, nos recuerdan los días de Valentia Edetanorum.
Además, la ciudad ha sabido integrar su legado cultural en eventos como las Fallas, que combinan elementos religiosos y festivos, o en su gastronomía, que refleja influencias de las distintas culturas que pasaron por la región.
Reflexión: la identidad detrás de un nombre
Desde su fundación romana hasta la actualidad, Valencia ha sido un crisol de culturas. Cada nombre que ha recibido refleja un capítulo de su historia y un testimonio de las influencias que la han transformado a lo largo de los siglos. Hoy, conocer estos nombres no solo es una lección de historia, sino también una ventana para entender la riqueza cultural y la resiliencia de una ciudad que sigue siendo un símbolo del Mediterráneo.
¿Sabías que Valencia tuvo otros nombres a lo largo de su historia? ¿Qué otros lugares conoces que reflejen su legado cultural en sus nombres?