Un valenciano cobra casi 55.000 euros por un maratón eréctil de 30 horas. Spoiler: Ni él ni su mujer lo disfrutaron

16 enero, 2025
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“La odisea del soldado caído… pero no del todo: 30 horas de tensa espera y 49.000 euros después”

Un valenciano lleva la expresión “estar tieso” a otro nivel tras sufrir un priapismo de 30 horas. La Generalitat tendrá que pagarle por esta saga épica de mala praxis y prótesis fugaces.


Cuando el tiempo lo hace todo menos curar

Al pobre vecino de Albaida nadie le avisó que lo que comenzó como un problema íntimo terminaría siendo una historia digna de portada. En 2020, tras pasar más de cuatro horas con una erección que no bajaba ni con amenazas, decidió acudir al médico. Hasta aquí, todo normal. Lo que no era normal era el tratamiento que recibió: un cóctel de demora, mala praxis y paseos hospitalarios que culminó con una prótesis que decidió abandonar el barco.

Spoiler: ni él ni su mujer querían que esta historia acabara así.


La cronología de una catástrofe eréctil

Todo comenzó en el centro de salud de Albaida, donde le diagnosticaron priapismo, una condición que, lejos de ser romántica, puede convertirse en una emergencia médica. Lo derivaron al Hospital de Ontiyent, donde los médicos optaron por una estrategia tan arriesgada como inútil: esperar a ver si se solucionaba solo.

Veinte horas después, con el afectado todavía “en posición de ataque”, regresaron al hospital, pero lo mandaron a casa con una cita preferente en urología. Porque, claro, nada dice “prioridad médica” como hacerle pasar otro día entero en ese estado.


De Ontiyent a Xátiva: el tour del infortunio

Desesperado y probablemente exhausto, volvió al hospital y finalmente fue derivado a Xátiva, donde quedó ingresado. Allí, los médicos confirmaron que la situación había escalado a algo mucho más grave: los tejidos cavernosos empezaban a sufrir daños, y la fiebre hacía acto de presencia para empeorar las cosas.

Como era de esperar, esto no se resolvió con un paracetamol.


El parche que no arregló nada: prótesis con fecha de caducidad

Tras controlar la fiebre, el paciente fue dado de alta y programado para una intervención quirúrgica donde le colocaron una prótesis maleable de pene. Lo que parecía el final feliz de una pesadilla terminó siendo un episodio más del caos: días después, la prótesis salió despedida, dejando al paciente con secuelas permanentes.

Entre ellas, disfunción eréctil irreversible, pérdida de sensibilidad en varias extremidades y un dolor neuropático que ni los memes podían aliviar.


Una indemnización para llorar… de risa y rabia

El Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana ordenó a la Generalitat indemnizar al hombre con 49.104,44 euros y, a su esposa, con 5.000 euros en daños morales. Una cifra que, según muchos, no alcanza para cubrir ni la mitad del sufrimiento físico, emocional y logístico que ha vivido esta pareja.


Reflexión: Cuando la salud pública se pone de perfil

Este caso no solo es un recordatorio de que los diagnósticos a tiempo salvan vidas (y dignidades), sino también un ejemplo de cómo la burocracia y la desidia pueden convertir un problema médico en una comedia de enredos… trágica.

Ahora bien, la gran pregunta: ¿qué harías tú si una prótesis decidiera abandonarte sin previo aviso?

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