Muere Manolo Molero, fundador de Futurama y pieza clave del cómic valenciano
5 de noviembre de 2025 | Redacción Valencia Noticias
València. El mundo del cómic valenciano llora la pérdida de Manolo Molero, figura imprescindible de la escena desde la década de los 80 y fundador de la histórica tienda Futurama, referente en la ciudad durante más de cuarenta años. Aunque nunca firmó una portada, Molero fue esencial para construir y mantener los espacios de encuentro que hicieron posible el auge del cómic valenciano y del movimiento gráfico underground que marcó una época.
De la librería 1984 a Futurama
Su primera aventura fue 1984, la librería que más tarde adoptaría el nombre de Futurama. Según recordaba el periodista Javier Cavanilles en un reportaje de 2015, “el milagro fue posible gracias a que Toutain cedió a Molero algunas de sus colecciones —Creepy, 1984, Comix Internacional— en depósito y a buen precio. Molero se había quedado en paro y, en lugar de dedicarse al bingo, decidió vender tebeos”.
La librería se convirtió rápidamente en el epicentro del cómic en València, un punto de encuentro donde se forjó una generación de autores fundamentales como Sento, Micharmut, Daniel Torres o Mique Beltrán. “En aquel momento era todo completamente underground”, recordaba el escritor Pedro Porcel. “Molero abrió Futurama y allí nos reuníamos todos los que queríamos publicar en revistas como El Víbora o El Cairo. Fue el principio de todo”.
Continental: la otra aventura cultural
Más allá de los tebeos, Molero impulsó otros proyectos, como el mítico bar Continental en el Paseo de la Petxina, fundado junto a Porcel y Juanjo Almendral. Aquella sala se convirtió en uno de los epicentros de la Movida valenciana, un espacio de libertad donde convivían peleas de gallos, boxeo, actuaciones musicales y exposiciones gráficas. “Era nuestra manera de seguir conectados con la cultura”, recordaba Porcel, “organizando muestras de El Víbora o de La Cartelera Turia”.
El legado de una comunidad lectora
Más allá del negocio, Manolo Molero fue un generador de comunidad. Desde Futurama, contribuyó a formar generaciones de lectores, coleccionistas y creadores que encontraron en su tienda un refugio cultural. Su labor discreta pero constante marcó la forma en que València se relaciona con el cómic y el arte gráfico.
Su legado perdura en cada aficionado que cruzó las puertas de Futurama, en cada exposición montada, en cada conversación de barra sobre viñetas y artistas. Con su fallecimiento, la escena valenciana pierde a uno de sus pilares silenciosos, un auténtico arquitecto de la cultura popular de la ciudad.