La primera estación de tren de Valencia: el origen ferroviario junto al convento de San Francisco

Antes de que la monumental Estación del Norte se convirtiera en símbolo ferroviario de Valencia, la ciudad tuvo una primera estación que hoy pocos recuerdan. Se levantó en 1852, junto al antiguo convento de San Francisco —un edificio que ya funcionaba entonces como cuartel—, en el lugar que actualmente ocupa la Plaza del Ayuntamiento.
📍 La ubicación original
Lejos de situarse en mitad de la plaza, la primera estación de Valencia ocupaba el borde sur del antiguo solar del convento, justo al lado del cuartel de San Francisco. El plano urbano de mediados del siglo XIX muestra claramente este conjunto, con las vías y edificios ferroviarios adosados al convento, en la zona que daba hacia la actual calle de San Vicente Mártir.

📌 Su nombre: entre la historia y la confusión
El nombre de aquella estación no fue unánime. Aunque algunas fuentes modernas la mencionan como antigua Estación del Norte, en los documentos de su tiempo no existía tal denominación. En cambio, varios registros históricos la citan como Estación de San Francisco, precisamente por su cercanía al convento que le daba sombra.
Su construcción marcó un hito: fue el primer punto de llegada del tren a Valencia, conectando la ciudad con el interior peninsular y abriendo una nueva era de comunicación y comercio.
🕰 Un siglo XIX de cambios
Durante más de medio siglo, esta estación fue testigo de la revolución industrial valenciana, del crecimiento urbano y de la llegada de nuevas líneas ferroviarias. Sin embargo, a comienzos del siglo XX, el avance del urbanismo y la necesidad de una estación más grande y moderna llevaron a su traslado.
En 1917 se inauguró la actual Estación del Norte, obra maestra del modernismo valenciano, ubicada en la calle Xàtiva. Con ello, la vieja estación de San Francisco fue demolida, y su espacio dio paso a la nueva Plaza del Ayuntamiento, corazón cívico y comercial de la ciudad.
🏛 Un pasado que late bajo la plaza
Hoy, bajo los adoquines y las fuentes de la plaza, descansa la memoria ferroviaria de Valencia. Pocos transeúntes imaginan que por ese mismo lugar, hace más de 170 años, silbaban locomotoras de vapor entre muros conventuales. La historia de aquella primera estación nos recuerda cómo Valencia avanzó sobre sus raíces, transformando los antiguos terrenos religiosos en un símbolo de modernidad.
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