El valenciano que se gana la vida construyendo edificios con piezas de Lego
Convertir una afición de la infancia en una profesión es un sueño al alcance de muy pocos. Pero el valenciano Stefan Van den Hoogen lo ha logrado: hoy vive rodeado de más de un millón de piezas Lego y trabaja para empresas, ayuntamientos e instituciones que buscan reproducciones originales de sus edificios, vehículos o símbolos corporativos.

Una pasión que resurge y se convierte en oficio
Como tantos niños, Stefan jugaba con Lego. Lo dejó durante la adolescencia, pero en su veintena volvió a reencontrarse con aquella afición que, con el tiempo, terminó convirtiéndose en su modo de vida. “Es mi forma de expresarme, relajarme y divertirme”, explica.
Su evolución ha sido constante durante los últimos 16 años. Lo que empezó como un hobby ha terminado siendo un modelo de negocio que abarca desde instituciones públicas hasta empresas privadas que desean una réplica Lego personalizada.

De los ayuntamientos a las empresas privadas
Sus primeros encargos procedían de ayuntamientos; después llegaron asociaciones y más tarde compañías que querían piezas únicas para regalos corporativos o acciones promocionales.
Una de ellas, RLC Transports, le pidió reproducir uno de sus camiones. El resultado fue tan preciso que la empresa diseñó incluso cajas e instrucciones de montaje basadas en el modelo de Stefan, convirtiéndolo en un producto representativo de la marca.
Proyectos gigantes: puentes solidarios y arquitectura histórica
Entre sus últimos trabajos destaca un puente de la solidaridad construido con 15.000 piezas, creado en menos de una semana y que se expondrá en el Castell d’Alaquàs entre el 4 de diciembre y el 3 de enero. “Quería dar visibilidad y dejar un recuerdo a las personas afectadas por la DANA”, afirma.
También ha realizado proyectos personales tan llamativos como una pista de tenis presidida por Rafa Nadal o su obra más emocional: una réplica de la iglesia de Sant Agustí de Valencia, que construyó como regalo de boda para su esposa.
ValBrick: la comunidad valenciana del mundo Lego
Stefan es también presidente de ValBrick, la Asociación Valenciana de los bricks de construcción. Desde este colectivo impulsa actividades, exposiciones y encuentros destinados a demostrar que cualquier detalle de la realidad puede convertirse en una construcción Lego.
De hecho, es capaz de reproducir incluso el logo de À Punt en cuestión de minutos, tal como mostró durante la visita del equipo de informativos.
Un oficio donde creatividad y nostalgia van de la mano
El auge de las piezas de construcción ha hecho que empresas y entidades busquen proyectos Lego para sorprender al público, reforzar su identidad o simplemente conectar con el niño que todos llevamos dentro. Stefan, desde su taller valenciano, demuestra día tras día que la creatividad no tiene límites.
En un mundo donde la digitalización avanza sin freno, sus obras recuerdan que construir algo con las manos sigue siendo mágico. Y en su caso, también rentable.
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