¿Qué es el Santo Grial?
Según las leyendas, el Santo Grial es la copa en la que Jesucristo bebió en la Última Cena con sus discípulos y es la reliquia más preciada de la cristiandad. En la actualidad existen muchas copas que revindican ser el autentico Grial, pero el aceptado es el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia.

El Cáliz está compuesto por dos piezas:
- Una copa, a modo de tazón sin asas, de ágata (piedra semipreciosa) de 7 cm de altura y 9,5 de diámetro. Es un vaso “murrino” (pulido con mirra) procedente de un taller oriental helenístico-romano. El arqueólogo Antonio Beltrán ha fechado la copa superior en torno al siglo I. Estas características le hacen perfectamente compatible con una “copa de bendición” de las que se usaban en Jerusalén para la celebración de Pascua en el primer siglo de nuestra era.

- Un pie con asas que supuestamente fue añadido posteriormente. El pie consta de una columna central hexagonal con dos pequeños platos, uno donde se apoya la copa superior y otro en la parte inferior que sostiene el pie. Las asas tienen forma de serpiente, con sección también hexagonal. La base, de forma elíptica, es de calcedonia y contiene 28 pequeñas perlas, dos rubíes y dos esmeraldas, todo ello guarnecido en oro.
Existen teorías que sostienen que el Santo Grial es solo la copa superior y otras que sostienen que es el conjunto entero, siendo la primera la que es más aceptada.
El origen de la leyenda del Grial
El Grial fue mencionado por primera vez en la historia entre 1181 y 1191 por el autor Chrétien de Troyes (autor francés) en su narración Perceval, también llamada Le Conte du Graal. En la obra, el padre del Rey Arturo (Arturo de Bretaña), conocido como el Rey Pescador estaba enfermo e incapaz de moverse por si solo. Como el país se consideraba débil por la enfermedad de su líder, varios caballeros fueron al castillo del Rey Pescador para intentar curarlo, pero solo uno de ellos podría ser el elegido para conseguir la cura.
El elegido fue Preceval y el rey le ofreció un banquete, en el que delante de Perceval se realizaba una misteriosa procesión en la que apareció una doncella transportando el Grial. Como le habían aconsejado de no hablar demasiado, Perceval, aunque maravillado por la procesión, decidió guardar silencio y tras finalizar el banquete se fue a descansar, al igual que el rey. Al despertar, Perceval se dio cuenta que todo el castillo estaba desierto, sin nadie en él. Se fue y adentrándose en el bosque, se encontró con una doncella a la que le conto lo que acababa de ver y la doncella le dijo que si hubiera preguntado el significado de la procesión habría devuelto la salud al Rey Pescador, ya que la copa que había visto era el Grial y el rey era quien lo guardaba. Al enterarse de todo esto, Perceval prometió encontrar el castillo del Grial y completar la búsqueda.

La obra de Chrétien de Troyes marcó el comienzo de la leyenda, pero fueron Robert de Boron (poeta francés) y Wolfram von Eschenbach (poeta alemán) quienes desarrollaron la versión del grial, tal como la conoció la Europa medieval. En las obras Joseph d’Arimathie y Estoire del San Graal, Robert de Boron transforma el “grial” Chrétien de Troyes en “El Santo Grial”, lo espiritualiza y lo convierte en la copa de la Última Cena, la misma que, según los diferentes mitos, José de Arimatea usó después para recoger la sangre de las heridas durante la crucifixión de Cristo. Robert de Boron fue también el primero que afirmo que José de Arimatea junto con su familia llevaron el Grial a lugares desconocidos de Britania.
La estancia del Santo Grial en Aragón
Según diferentes leyendas, hoy en día existen diez griales repartidos por Europa de los cuales el que tiene más posibilidades de ser el auténtico en base a los datos históricos y arqueológicos es el grial de la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia donde permanece desde el siglo XV.
El Santo Grial de Valencia es una copa labrada entre los siglos I y II en ágata coralina. Se supone que tras abandonar Jerusalén, la copa fue llevada por San Pedro a Roma donde permaneció durante el mandato de los primeros 22 papas, hasta que el Papa Sixto II se la entregó a su diácono San Lorenzo, para salvarla de la persecución del emperador Valerio. San Lorenzó la envió a Huesca en el año 258, su tierra natal, aunque como es bien conocido por negarse a entregar la copa a Valerio, fue martirizado y quemado vivo en la parrilla. La leyenda cuenta que la familia de San Lorenzó guardó el valioso cáliz primero en la casa familiar, hasta que fue trasladado en el siglo VI a la iglesia de San Pedro el Viejo en Huesca, donde permaneció hasta el año 711.
Durante la invasión musulmana, el Santo Cáliz fue escondido en diferentes monasterios, entre ellos el de San Juan de la Peña, hasta que en 1437 Alfonso V de Aragón, llevó el Grial a Valencia donde ha permanecido desde entonces. Se estima que la ruta del Santo Grial en la península ibérica tiene 550 Km atravesando más de 30 poblaciones de las tres provincias aragonesas y hasta once localidades de la Comunidad Valenciana.
Como ya hemos mencionado, en el año 711, los árabes llegaron a la península ibérica y conquistando amplios territorios, incluida la ciudad de Huesca que cayó en mano de los musulmanes en el año 719. Ante la inminente conquista se decidió esconder el Santo Grial. Durante los próximos tres siglos, el norte de Huesca se convirtió en un territorio de disputa en el que los oscenses se encargaron de proteger la valiosa reliquia. Seria muy difícil describir con precisión el camino completo del Santo Grial en Huesca debido a las innumerables fuentes y leyendas que sitúan el cáliz en una multitud de lugares, pero existen como mínimo seis lugares significativos por los que se creé que paso.
Empezamos por una pequeña cueva situada en la localidad de Yebra de Basa. El Grial fue llevado a esta cueva en el año 711, cuando Acisclo, obispo de Huesca, huye hacia el norte y se lo lleva consigo. Cuenta la leyenda que en primera instancia se oculto en la cueva de Yebra de Basa, cerca de Sabiñanigo, junto con su sobrina Santa Orosia, que da nombre a la cueva y a la ermita.

El segundo y el tercero paradero del Grial durante los siglos IX y X dos monasterios, posiblemente fundados durante el periodo visigodo, el Monasterio de San Pedro de Siresa y San Adrián de Sásabe.
El Monasterio de San Pedro de Siresa esta situado en el valle pirenaico de Hecho, en la población de Siresa, provincia de Huesca y era lugar de paso desde los tiempos romanos. En aquella época, Ferriolo era obispo de San Pedro. El Monasterio, de fundación original carolingia con influencias ultrapirenáicas, tiene un estilo diferente a todo el románico Aragonés. La edificación tiene un aspecto de total sobriedad, contrario a los usos de la zona y el período, no tiene ninguna escultura, siendo el crismón el único elemento decorativo. Debido a su proximidad a la vía romana, que atravesaba el Pirineo por el puerto del Palo, facilitó el acceso de influencias europeas. El Monasterio de San Pedro de Siresa se encuentra a 822 m de altitud y es el monasterio aragonés situado geográficamente más al norte.

El Monasterio de San Adrián de Sásabe, tercer paradero del Santo Cáliz, es más pequeño que el anterior y estaba situado en el Valle de Lubierre, actual municipio de Borau, en la comarca de Jacetania, provincia de Huesca. El monasterio fue fundado a finales del siglo IX y en el año 992 fue sede del primer obispado de la reconquista del antiguo condado de Aragón, cuando aún dependía de Navarra. Existen siete obispos documentados de Aragón enterrados en el. El monasterio destaca por estar cimentado sobre madera y antes del año 1991, que fue desecado, su interior era una gran “piscina” de gran belleza estética. El último obispo de Aragón en Sásabe, D. García, hijo de Ramiro I y hermano de Sancho Ramírez fue el que llevó el Grial a Jaca.

El siguiente destino del Santo Grial fue un pequeño municipio llamado Bailo, que pertenece a la comarca de Jacetania, Huesca. La leyenda cuenta que cayó en manos del algún noble influyente de la época. Bailo fue Sede Real de los reyes del Sobrarbe. No existían en aquella época sedes cortesanas fijas, sino cortes itinerantes, pero los monarcas frecuentaban la villa de Bailo. Durante el reinado de Sancho III, en 1014, la sede episcopal, y con ella el Santo Cáliz, se trasladó durante un tiempo a la iglesia de San Pedro (hoy parroquia de San Fructuoso), que estaba situada en Bailo. El Cáliz debió de permanecer en Bailo desde 1014 hasta 1045 o 1063. Hoy en día la parroquia San Fructuoso es una edificación del siglo XVI, que en medio del comienzo de la nave, tiene un capitel románico decorado por sus cuatro caras. Es el capitel de un claustro y es lo único que ha quedado de la desaparecida iglesia románica de San Pedro.


En la ruta por Aragón del Santo Cáliz, la próxima parada es la Catedral de San Pedro de Jaca, cuya edificación fue concluida por el rey Sancho Ramírez, precisamente para contener la más preciada de las reliquias de la cristiandad, el Santo Grial. El custodio del Grial fue su propio hermano, el obispo García, con el que el rey Ramírez no tenia muy buena relación. Tras varios conflictos entre ellos, García se fue como obispo a Pamplona y fue sucedido por Pedro de Jaca, que renunció a su cargo en el año 1076 y retornó a su monasterio de origen, el San Juán de la Peña, llevando consigo el Santo Grial. Este traslado genero una intensa rivalidad entre los obispos de Jaca, que querían de recuperar el cáliz, y los monjes de San Juan de la Peña, que contaban conn el apoyo del Rey de Aragón y del Papa, que lógicamente querían conservarlo en el monasterio. Este conflicto estuvo a punto estuvo de generar una revuelta social, si bien se termino resolviendo finalmente a favor del monasterio, cuando este paso a depender directamente del Papa.
La Catedral de San Pedro de Jaca es hoy en día una de las construcciones más características y antiguas del románico en España, una verdadera joya declarada monumento nacional en 1931, que recibe cada año miles de visitantes.

El quinto lugar por el que paso el Santo Cáliz y quizás el mas significativo, por ser donde más tiempo permaneció el Grial en su paso por Huesca es el Monasterio de San Juan de la Peña. El Grial permaneció aquí durante más de tres siglos, de 1076 a 1399.

Durante este periodo de estancia surgen las leyendas y obras literarias medievales en torno al Cáliz: los libros “Perceval” y “La corte du Graal” (siglo XII), escritas por Cristián de Troyes y los libros “Roman de l’Histoire du Graal” y “Joseph d’Arimathie” (siglo XIII), escritas por Robert de Borron.
Los siglos XIII y XIV sirvieron para que la leyenda del Santo Grial se extendiese por toda Europa y aparecieron versiones en alemán, castellano, italiano, etc. El Rey Sancho Ramírez tuvo un papel muy importante en la difusión de estas leyendas, ya que fue una persona bastante abierta y se había sumado a la corriente innovadora oficialista de Roma. La difusión se realizo también gracias a que el Camino de Santiago fue en aquella época una gran vía de intercambio de ideas, transitada por muchos peregrinos.
La llegada del Santo Cáliz al Monasterio de San Juan de la Peña fue el escenario de la introducción, por primera vez en la Península Ibérica, del rito litúrgico romano (seguido después en toda la Iglesia Occidental), que ponía fin al antiguo rito hispano-visigótico y que suponía el vasallaje de la iglesia aragonesa al Pontificado. El Grial fue el protagonista de esa solemne e histórica misa.
La estancia del Grial en Aragón acaba en el año 1399, cuando el rey de Aragón, Martín I el Humano llevó el cáliz a Zaragoza, al palacio de la Aljafería, donde estuvo hasta el año 1437, cuando fue trasladado por Alfonso V de Aragón a la Catedral de Valencia, donde aún permanece.
Desde que fue mencionado por primera vez, el Santo Grial fue objeto de cientos de leyendas, que se han enriqueciendo a lo largo del tiempo con la información aportada por distintas culturas de distintos países. El paso del tiempo, en cambio, no ha resuelto el misterio del Grial, sino todo lo contrario, ha aumentado aún más su legendario misterio y se ha convertido en un tema muy controvertido para historiadores, arqueólogos, escritores y teólogos de todo mundo. En cualquier caso si quieres disfrutar de esta maravillosa leyenda os invitamos a venir a Huesca y conocer de primera mano la historia.