Valencia impulsa el primer tabaco sin nicotina destinado a usos cosméticos y farmacológicos
Valencia avanza un paso más en la biotecnología aplicada al sector agrario. Una plantación experimental ubicada en Polinyà de Xúquer ha logrado producir tabaco sin nicotina mediante técnicas de edición genética, un proyecto pionero en España que marca un antes y un después en el uso de cultivos no alimentarios para obtener compuestos de alto valor añadido.
El ensayo, coordinado por **Made in Plant**, demuestra que el tabaco puede transformarse en una “fábrica vegetal” capaz de generar moléculas utilizadas en cosmética avanzada, cuidados dermatológicos y aplicaciones farmacológicas. El resultado más destacado es la producción de **anatabina**, un alcaloide con propiedades antiinflamatorias y regenerativas muy apreciado por la industria.
Una plantación diseñada para innovar
La finca experimental, gestionada en colaboración con AVA-ASAJA, recibió autorización para desarrollar una variedad editada genéticamente con herramientas CRISPR. Tras completar la cosecha, el cultivo fue destruido siguiendo la normativa estatal que exige eliminar cualquier plantación sometida a modificación genética una vez finalizado el ensayo.
Made in Plant, surgida como ‘spin-off’ del CSIC y la Universitat Politècnica de València, ha impulsado el proyecto con el apoyo de investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP). Su meta es clara: desarrollar cultivos capaces de generar compuestos útiles sin comprometer superficies agrícolas destinadas a alimentación.
Un futuro con nuevas variedades y aplicaciones
Los responsables de la empresa destacan que este tipo de tabaco no sustituye a ningún alimento y permite reconvertir un cultivo asociado tradicionalmente al tabaquismo en una fuente de ingredientes saludables. La compañía ya trabaja con otras líneas de investigación, como cítricos sin semillas o arroz con valor nutritivo mejorado.
Los resultados del ensayo han sido presentados a empresas interesadas en comercializar estos ingredientes, que podrían empezar a llegar al mercado de la cosmética y la salud en los próximos meses. La tecnología empleada, basada en la edición precisa del ADN vegetal, abre un amplio abanico de posibilidades para una agricultura más rentable y sostenible.
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