Los golpes en la tumba de Torrent: el misterio real que obligó a un juez a reabrir un nicho


Hay historias que parecen escritas para un guion de suspense, pero que nacen en el lugar más inesperado: la vida real. El caso de los golpes escuchados en una tumba del cementerio de Torrent, en enero de 2017, es uno de ellos. Un episodio breve en el tiempo, pero lo suficientemente perturbador como para movilizar a la justicia y dejar una pregunta abierta que aún hoy incomoda.
Durante unas horas, la idea más antigua y aterradora volvió a tomar forma en pleno siglo XXI: la posibilidad de que alguien hubiera sido enterrado vivo. Lo que siguió fue una sucesión de decisiones extraordinarias, una exhumación urgente y un misterio que nunca terminó de cerrarse del todo.
El silencio del cementerio y el primer golpe

El cementerio municipal de Torrent, como la mayoría de camposantos, es un espacio donde el sonido parece fuera de lugar. El silencio es casi una norma tácita, interrumpida solo por pasos lejanos o conversaciones en voz baja. Por eso, cuando varias personas escucharon golpes procedentes de un nicho, la reacción fue inmediata.
No se trató de un ruido aislado ni de una percepción confusa. Según los testimonios recogidos entonces, los golpes fueron claros, repetidos y localizables. Varias personas coincidieron en señalar el mismo nicho como origen del sonido.
Ese consenso entre testigos fue lo que transformó una impresión inquietante en una alerta real.
Cuando el miedo deja de ser irracional
La posibilidad de un entierro prematuro parece, en principio, una fantasía del pasado. Sin embargo, la historia está llena de casos documentados que alimentaron ese temor durante siglos. Aunque la medicina moderna reduce esa posibilidad casi a cero, el protocolo legal no puede basarse en la probabilidad, sino en la certeza.
En Torrent, la tumba era reciente. El entierro se había producido pocos días antes. Ese dato, aparentemente menor, fue decisivo. Si los golpes provenían del interior y la tumba acababa de sellarse, la duda debía resolverse de inmediato.
El miedo, en ese momento, dejó de ser irracional para convertirse en una hipótesis que debía descartarse con hechos.
La llamada a emergencias y la llegada de las autoridades
Tras escuchar los golpes, los testigos alertaron al personal del cementerio. Poco después, se activaron los servicios de emergencia y se dio aviso a las fuerzas de seguridad. La escena, descrita después en varios medios, fue tan sobria como inquietante: personas señalando un nicho en silencio, esperando una respuesta.
Los primeros agentes comprobaron la situación y elevaron el caso a la autoridad judicial. La gravedad potencial del escenario exigía una decisión rápida y excepcional.
Una orden poco habitual: reabrir la tumba
La decisión llegó desde el juzgado de Torrent. Un juez autorizó la reapertura del nicho para comprobar el estado del cuerpo. No era un trámite rutinario, sino una medida extraordinaria reservada para situaciones límite.
La exhumación se planteó como la única forma de descartar cualquier posibilidad de error. En ese punto, la prioridad absoluta era la vida, incluso cuando todo indicaba que el escenario más extremo era improbable.
La orden judicial convirtió el suceso en noticia nacional.
Quién era la persona enterrada
Las informaciones publicadas identificaron al fallecido como Bozidar “Christian” Konjevic, descrito como investigador vinculado a estudios de regeneración celular. Su perfil y el carácter reciente del entierro contribuyeron a amplificar el impacto del caso.
No había, hasta ese momento, ninguna irregularidad en el proceso funerario. Todo se había realizado conforme a los protocolos habituales. Precisamente por eso, el episodio resultó tan desconcertante.
La exhumación: lo que reveló el interior del ataúd
Cuando finalmente se abrió el nicho y se examinó el ataúd, el resultado fue claro desde el punto de vista forense. El cuerpo se encontraba en el mismo estado en el que había sido depositado. No había señales de movimiento, intentos de abrir el ataúd ni indicios de consciencia posterior al entierro.
La hipótesis del entierro prematuro quedó descartada. La justicia cerró el caso desde el punto de vista legal.
Pero el episodio no terminó ahí.
La pregunta que quedó sin respuesta
Si el cuerpo no se había movido y no existía ningún indicio de vida tras el entierro, la gran incógnita seguía en el aire: ¿qué provocó los golpes?
Las explicaciones racionales apuntaron a posibles causas estructurales. Dilataciones de materiales, movimientos del nicho, cambios bruscos de temperatura o vibraciones externas podrían generar sonidos secos y repetitivos.
Sin embargo, ninguna de estas hipótesis pudo confirmarse de forma concluyente. Los testigos insistieron en que los golpes eran demasiado claros para ser simples ruidos ambientales.
Del expediente judicial al relato del misterio
Con el paso del tiempo, el caso fue recuperado por programas de televisión y espacios especializados en misterio y sucesos. El enfoque cambió: de la investigación judicial al enigma no resuelto.
Sin afirmar explicaciones sobrenaturales, estos programas pusieron el acento en lo inexplicable del episodio. El relato se apoyó en la duda, en la ausencia de una causa definitiva.
Así, el caso de Torrent pasó de ser un expediente cerrado a convertirse en un misterio moderno.
Cuando la justicia actúa frente a lo improbable
Uno de los aspectos más relevantes de este episodio es la respuesta institucional. La decisión de reabrir una tumba demuestra hasta qué punto el sistema judicial está preparado para actuar incluso ante escenarios altamente improbables.
Lejos de ridiculizar la alarma, se optó por verificar. Esa prudencia extrema es, paradójicamente, lo que hace aún más inquietante el resultado final: se actuó correctamente y aun así quedó una pregunta sin respuesta.
Un misterio contemporáneo que sigue vivo
A día de hoy, los golpes en la tumba de Torrent siguen siendo recordados como uno de los sucesos más desconcertantes de la Comunitat Valenciana. No por lo que se descubrió, sino por lo que no se pudo explicar.
El cuerpo estaba donde debía estar. El protocolo se había cumplido. La justicia actuó. Y aun así, el origen de aquellos golpes permanece desconocido.
Quizá fue una coincidencia amplificada por el contexto emocional. Quizá una suma de factores físicos imposibles de reproducir. O quizá algo que nunca llegará a explicarse del todo. En los misterios reales, la ausencia de respuesta es, a veces, la única certeza.
Fuentes
- Informaciones publicadas en medios nacionales y autonómicos sobre el caso de Torrent (2017)
- Programas de investigación y misterio que abordaron el suceso años después