La Casa del Duende de Esparto: primer caso registrado de poltergeist en España (1915)

En pleno barrio del Carmen, en la pequeña Plaza del Esparto, se vivió en 1915 uno de los episodios más extraños y mediáticos de la historia reciente de Valencia. La llamada Casa del Duende de Esparto protagonizó el que muchos consideran el primer caso documentado e investigado de poltergeist en España: ruidos inexplicables, intervenciones policiales, misas para las ánimas del Purgatorio y una ciudad entera pendiente de lo que ocurría en un sencillo entresuelo.

La Plaza del Esparto: sogueros, esparto y una casa marcada por el misterio
La Plaza del Esparto, también conocida en el pasado como Plaza de la Espartería, debe su nombre al gremio que trabajaba cuerdas, capazos y alpargatas. Cada jueves, el esparto se vendía aquí entre la calle Caballeros y la calle Caldereros, dando vida a los sogueros y comerciantes que abastecían al Mercado Central y a toda la ciudad.
Entre cafés históricos y comercios con solera, como el conocido Café San Jaime o la antigua Clínica de Bebés reconvertida en tienda de golosinas, se alza el inmueble que ocupaba el número 7 de la plaza (hoy renumerado). Allí vivía, en 1915, la familia Colomero, sin imaginar que su casa se convertiría en noticia nacional.
La familia Colomero y la subasta que lo cambió todo
La historia arranca con una subasta testamentaria. Dos hombres estaban interesados en la propiedad: un tal Colomero y Mariano Roger, dueño de la casa colindante. Finalmente, Roger no se presentó a la puja y fue Colomero quien adquirió el inmueble. Poco después de la mudanza, comenzaron los ruidos.
El cabeza de familia, un militar retirado, y sus dos hijas encadenaron varias noches sin dormir. Golpes secos, vibraciones y ruidos de origen desconocido se repetían en el edificio, primero de madrugada y más tarde también por la mañana y al atardecer. Creyendo que provenían del piso principal, los Colomero subieron a quejarse. La sorpresa fue que sus vecinos aseguraron sufrir el mismo problema.
Pronto quedó claro que no eran solo ellos: en el segundo piso, en la planta baja e incluso en casas colindantes se escuchaban los mismos golpes. Los ruidos parecían no tener un punto fijo de procedencia y se extendían como un eco insólito por toda la estructura del edificio.
El nacimiento del “Duende de Esparto”
A medida que pasaban los días, los fenómenos se volvieron más intensos e inexplicables. Se hablaba de golpes que hacían vibrar tabiques ligeros, de ruidos que recordaban al trotar de caballos en una cuadra, de sacudidas que recorrían la casa entera.
La prensa se hizo eco rápidamente del caso y bautizó al supuesto responsable como el “Duende doméstico” o “Duende de Esparto”. Las crónicas de la época describían cómo vecinos y curiosos se agolpaban en la plazoleta y en las calles cercanas de Quart, Alta y la travesía de San Miguel para intentar escuchar por sí mismos aquellos golpes enigmáticos.
La escena se convirtió en un espectáculo cotidiano: la gente coreaba “¡Que se vaya!” mientras, según los testigos, los golpes parecían acompañar el ritmo de la tonadilla para rematar con un repiqueteo final. El duende, al menos a oído de los presentes, parecía responder a la muchedumbre.
El primer gran despliegue policial ante una “casa encantada”
Investigación ordenada por el Gobernador Civil
El revuelo fue tal que el Gobernador Civil de Valencia, el señor Montilla (o Motilla, según algunas crónicas), ordenó una intervención sin precedentes. El 6 de julio de 1915, alrededor de cuarenta agentes de policía, junto con el inspector provincial Rodríguez, el jefe de policía Oliveras, el capitán Alicart y el juez municipal García Mustieles, registraron minuciosamente el edificio del número 7 de la Plaza del Esparto.
Se acordonó la zona, se practicaron inspecciones en todos los pisos, se realizaron interrogatorios y se revisaron estructuras, tabiques y elementos constructivos. Los informes recogieron un dato revelador:
“A las diez de la noche comenzaron los ruidos. Estos eran más perceptibles en los tabiques ligeros que en las paredes maestras”.
Aun así, no se halló ninguna causa concluyente. El Gobernador intentó ofrecer una explicación racional a la prensa, aludiendo a camas, armarios adosados, paredes medianeras y tabiques vibrantes como posibles responsables del fenómeno. Pero, pese a esas declaraciones, los ruidos continuaron con la misma intensidad.
La ciudad en tensión: cargas policiales y misas por las ánimas
Las concentraciones en la plaza crecían cada día. Hubo enfrentamientos entre público y fuerzas del orden, con cargas policiales y heridos, tanto entre espectadores como entre guardias de seguridad. El caso se convirtió en una especie de vergüenza pública para las autoridades, al tiempo que llenaba las portadas de periódicos de toda España.
Mientras tanto, en la catedral y en varias iglesias cercanas se oficiaban misas y ceremonias especiales para pedir por las almas que, según muchos feligreses, se manifestaban en la casa. Algunas beatas encargaban oficios por las ánimas del Purgatorio, interpretando los golpes como una llamada desde el más allá.
El arquitecto Aymamí y la búsqueda técnica del misterio
Ante la ausencia de resultados, el Ayuntamiento también tomó cartas en el asunto. El arquitecto jefe municipal, el señor Aymamí, fue enviado a investigar el edificio y las calles adyacentes. El 8 de julio de 1915 se cortó el acceso peatonal y se inspeccionaron a fondo el número 7 de la Plaza del Esparto y las casas colindantes del barrio del Carmen.
Se introdujeron micrófonos en distintos tabiques, se revisó el alcantarillado y se estudiaron los puntos clave de la estructura. De nuevo, el balance fue negativo: no se encontró ningún mecanismo oculto, ni fisuras, ni instalaciones capaces de producir aquellos fenómenos. El misterio continuaba intacto.
Teorías, sospechas y el final del “Duende de Esparto”
Venganza, broma pesada o alma en pena
Entre la población circulaban múltiples teorías. Algunos pensaban que todo era una broma o una venganza de Mariano Roger, el vecino que no acudió a la subasta y que quizá habría querido que la familia Colomero abandonara la casa para poder quedarse con ella. Otros hablaban de falsificadores de moneda, de un posible secuestro encubierto o de un “alma del purgatorio” necesitada de misas.
No faltaron voces que afirmaban que se trataba de simples trastadas de algún chusco o neurasténico con ganas de notoriedad. Sin embargo, nunca se hallaron pruebas contundentes que señalaran a un responsable humano concreto.
El silencio súbito del 13 de julio de 1915
Los golpes y ruidos continuaron desde mayo hasta el 13 de julio de 1915. Ese día, de forma tan repentina como habían comenzado, cesaron por completo. La prensa, como recogió el diario Las Provincias, concluyó con resignación que los ruidos persistieron hasta que “la gente y la prensa se cansaron de prestar atención al autor de la burla, que no se ha podido encontrar”.
Con el silencio del “duende”, la ciudad respiró aliviada. Las autoridades dejaron de estar en el punto de mira, los periódicos pasaron página y la familia Colomero pudo recuperar, al fin, una cierta normalidad.
¿Fenómeno paranormal o poltergeist de origen humano?
Con el paso de los años, el caso ha sido revisado por investigadores y aficionados al misterio. Hoy, muchos coinciden en que probablemente se tratara de un fenómeno tipo poltergeist: ruidos violentos, golpes, vibraciones y eventos físicos aparentemente sin causa visible. La presencia de hijos adolescentes en la familia ha llevado a algunos expertos a sugerir la posibilidad de una telequinesis inconsciente alimentada por el estrés y por la enorme atención mediática.
Otros, en cambio, siguen defendiendo hipótesis puramente físicas o la intervención de algún vecino hábil que nunca fue descubierto. A estas alturas, casi un siglo después, resulta imposible determinar con certeza qué ocurrió realmente.
La Plaza del Esparto hoy: huella de un misterio que hizo historia
Actualmente, la Plaza del Esparto es un rincón tranquilo que conserva la memoria de sogueros, comercios tradicionales y cafés con encanto. Pocos transeúntes conocen que, en 1915, aquel escenario fue el centro del primer poltergeist documentado e investigado en España, con la Guardia Civil, la policía, la prensa nacional y hasta el clero implicados en la búsqueda de una explicación.
La Casa del Duende de Esparto forma parte ya de la Valencia oculta: una ciudad donde, junto a la historia oficial de mercados, monumentos y plazas, pervive también un relato de golpes en las paredes, multitudes en la calle y un misterioso “duende doméstico” que nunca llegó a ser desenmascarado.