Ibi y Onil: la comarca donde la magia de los juguetes cobra vida cada Navidad
Ibi y Onil: la comarca donde la magia de los juguetes cobra vida cada Navidad
En una esquina del interior de Alicante, donde las montañas se mezclan con el frío seco de diciembre, existe un territorio capaz de fabricar ilusión. Son Ibi y Onil, dos pueblos que llevan más de un siglo dedicados a un oficio que ha marcado la infancia de millones de personas: la creación de juguetes. Aquí no solo se fabrican objetos; se construyen historias, sueños y recuerdos que cada Navidad vuelven a los hogares de medio mundo.
Ambas localidades forman el epicentro de una tradición industrial única en España. En sus talleres nacieron las primeras muñecas modernas, los juguetes de hojalata, los famosos anuncios navideños y una forma de artesanía que ha sobrevivido a guerras, crisis y cambios tecnológicos sin perder su esencia.
Ibi: la Villa del Juguete que transformó la hojalata en fantasía
La historia juguetera de Ibi comenzó a principios del siglo XX, cuando la familia Payá, dedicada a la hojalatería, descubrió por casualidad una nueva forma de ensamblar piezas metálicas sin soldaduras. Ese hallazgo abrió la puerta a un universo creativo desconocido hasta entonces: trenes mecánicos, coches, cocinas en miniatura, figuras articuladas y, sobre todo, la mítica Tartana, considerada el primer juguete comercializado desde el municipio.
La industria creció a un ritmo vertiginoso. Durante décadas, fábricas enteras llenaron sus naves con el sonido de engranajes, troqueles y moldes que daban forma a miles de juguetes destinados a mercados nacionales e internacionales. Ibi se convirtió en la Villa del Juguete, un nombre que aún hoy identifica a la localidad en celebraciones, museos y eventos culturales.
El Museo Valenciano del Juguete: una máquina del tiempo
Quien entra en el Museo Valenciano del Juguete emprende un viaje a otra época. Entre vitrinas y recreaciones, se exhiben piezas de hojalata que todavía funcionan, muñecos de cuerda que parecen cobrar vida, juegos didácticos de madera e incluso series completas de juguetes que marcaron cada década del siglo XX.



Pero el museo es más que un escaparate: conserva los archivos industriales, investiga la evolución del juguete y da voz a las familias que dedicaron su vida a este oficio. Para muchos visitantes, la experiencia es un reencuentro emocional con su propia infancia.
Onil: la cuna de las muñecas y el nacimiento de una tradición mundial
Si Ibi se asocia al metal y la ingeniería, Onil representa la delicadeza de las muñecas. Aquí empezó todo alrededor de 1870 con Ramón Mira Vidal, un artesano que elaboraba muñecas de barro moldeadas a mano. Sus figuras, cocidas en hornos de leña, pintadas una a una y vestidas con telas cosidas en talleres familiares, se convirtieron en un producto muy apreciado que llevó el nombre del pueblo más allá de la provincia.
A finales del siglo XIX, Mira registró un innovador barniz para muñecas, una patente que elevó la calidad del producto y consolidó la reputación de la localidad. La familia Juan-Mora continuó su legado, introduciendo materiales como el yeso, la cola y las serraduras, y modernizando las técnicas de producción.
De los talleres artesanales a FAMOSA
El gran salto llegó entre 1957 y 1960 con la unión de distintas empresas locales en una compañía que marcaría la historia: FAMOSA. Sus muñecas protagonizaron campañas navideñas que aún hoy forman parte de la cultura popular. Aquel “se dirigen al Portal” acompañó la infancia de varias generaciones y convirtió a Onil en un referente internacional.
Actualmente, descendientes de los primeros artesanos siguen creando muñecas de manera cuidadosa, combinando tradición y tecnología para mantener viva una herencia que se transmite de padres a hijos.
Museo de la Muñeca: el templo de la artesanía colivenca
El Museo de la Muñeca de Onil es una parada imprescindible para entender este universo. Sus salas muestran desde las primeras muñecas de barro hasta las colecciones contemporáneas más complejas. Vestidos bordados, rostros moldeados a mano, series completas de muñecas históricas y exposiciones temporales convierten el edificio en una verdadera catedral del juguete.
En la última planta espera una sorpresa irresistible para niños y adultos: la ciudad de los clicks de Playmobil, una recreación gigantesca que fascina por su nivel de detalle y movimiento.
Un valle que fabrica ilusión cada Navidad
En Ibi y Onil, la Navidad no se limita a luces y villancicos. Aquí se vive de forma íntima y laboral. Los artesanos ultimaban los pedidos antes de diciembre, las fábricas organizaban producciones especiales y los museos programan actividades para recordar el valor cultural del juguete.
Visitar la zona en estas fechas significa adentrarse en un lugar donde los regalos más simbólicos del país han tomado forma durante generaciones. Es descubrir cómo un pequeño territorio del interior alicantino logró convertirse en la capital emocional del juguete en España.
En definitiva, Ibi y Onil son la prueba de que la magia de la Navidad también se fabrica, pieza a pieza, en talleres donde la imaginación nunca descansa.
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