Bozidar Konjevic en su despacho de Torrent Valencia 1

El motor que funcionaba sin gastar luz: el misterio que desconcertó a Valencia

15 diciembre, 2025
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Bozidar Konjevic en su despacho de Torrent Valencia 2

El motor que funcionaba sin gastar luz

Un inventor extranjero, un motor imposible y una pregunta que nadie ha podido responder en Valencia desde hace más de cuarenta años.

Un invento que no debería existir

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La escena se repitió en talleres, laboratorios privados y aulas universitarias de Valencia durante los años setenta y ochenta. Un motor eléctrico era enchufado a la red. Comenzaba a girar con normalidad. Pero el contador eléctrico intercalado no registraba consumo alguno.

No era una demostración puntual ni un truco de feria. El fenómeno se repetía una y otra vez ante técnicos, ingenieros y profesores. El motor funcionaba. El contador permanecía inmóvil.

El responsable de aquel artefacto era Bozidar Konjevic, un ingeniero croata afincado en Torrent que aseguraba haber descubierto un principio eléctrico completamente nuevo.

Valencia como escenario del enigma

Konjevic llegó a Valencia a finales de los años sesenta tras huir de su país por motivos políticos. Había trabajado como ingeniero en Alemania y poseía una sólida formación técnica. No se presentaba como un iluminado, sino como un investigador convencido de que la ciencia oficial había pasado por alto algo esencial.

Desde su taller en Torrent comenzó a desarrollar motores y dispositivos energéticos que, según afirmaba, aprovechaban campos eléctricos no utilizados. Su afirmación era tan simple como inquietante: el motor no consumía kilovatios porque la energía no provenía de la red como se creía.

La Universidad Politécnica y el punto muerto

El momento clave llegó cuando Konjevic presentó su motor en la Universidad Politécnica de Valencia. Allí, ante profesores y técnicos, repitió la demostración. El motor giraba. El contador no se movía.

La universidad solicitó quedarse con el dispositivo para analizarlo a fondo o desmontarlo por completo. Konjevic se negó. Exigía estar presente en cualquier manipulación. La institución no aceptó esa condición.

El caso se cerró sin informe oficial. Sin refutación. Sin explicación. Un catedrático llegó a afirmar que, si aquello fuera cierto, habría que tirar a la basura décadas de enseñanza universitaria.

Testigos incómodos y mediciones que no cuadran

Fuera del ámbito académico, otros técnicos examinaron el motor. Sus conclusiones fueron prudentes, pero inquietantes. Los instrumentos de medición no reflejaban lo que los ojos veían.

No parecía una manipulación burda. Tampoco un fraude evidente. Simplemente, los datos no encajaban con ningún modelo físico conocido.

Algunos afirmaron que el motor escondía una fuente de energía oculta. Otros, que se trataba de un error de medición. Pero nadie logró demostrarlo de forma concluyente.

Un inventor aislado

Konjevic jamás consiguió financiación institucional ni respaldo científico. Continuó perfeccionando sus dispositivos durante años mientras sobrevivía desarrollando pequeños inventos electrónicos.

Estaba convencido de que su trabajo seguía la estela de Nikola Tesla, otro inventor admirado en vida y marginado por la ciencia oficial. Creía que el tiempo acabaría dándole la razón.

Del motor a la controversia médica

Con el paso del tiempo, el nombre de Konjevic empezó a sonar por otros motivos. Aseguró haber desarrollado un dispositivo médico capaz de regenerar tejidos y curar enfermedades graves mediante electroterapia.

Aquella etapa estuvo rodeada de polémica, investigaciones administrativas y denuncias. Sin embargo, el motor energético nunca fue desmontado ni desmentido oficialmente.

Una pregunta que sigue sin respuesta

Bozidar Konjevic murió sin ver reconocido su trabajo. Nunca se demostró que su motor funcionara como él afirmaba. Pero tampoco se logró explicar por qué giraba sin registrar consumo.

Décadas después, nadie ha reproducido públicamente aquel experimento bajo condiciones controladas. Tampoco se ha cerrado el caso de forma definitiva.

En Valencia, el recuerdo de aquel motor imposible permanece como una anomalía histórica. Un episodio incómodo que desafía la frontera entre la ciencia, el error y lo inexplicable.

Porque, a veces, el verdadero misterio no es que algo sea imposible, sino que nadie haya logrado demostrar por qué no lo es.

Etiquetas: misterio, ciencia prohibida, energía, inventos imposibles, Valencia

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