El hechizo de ‘El Lago de los Cisnes’
La obra cumbre del ballet romántico regresa con más de 30 bailarines en escena
Viernes, 5 de diciembre 2025, 00:07
Hay espectáculos que uno reconoce antes incluso de haberlos visto. Basta una música, una silueta suspendida en el aire, una puntita rozando el suelo, para que el corazón responda: sí, esto es El Lago de los Cisnes, que podrá verse el 22 de diciembre en el Palacio de Congresos de Valencia a las 20:30 horas. Ese cuento de hadas que Tchaikovsky convirtió en un universo propio, una historia donde el amor late al borde del abismo y cada movimiento parece contener un susurro antiguo. Un príncipe que busca algo más que un destino escrito, una joven prisionera en cuerpo de cisne, un hechizo que solo la verdad del amor puede romper. Y uno, desde su butaca, siente que entra en otro tiempo.
Una historia eterna que sigue conmoviendo
La trama sostiene uno de los papeles más fascinantes del repertorio clásico: el doble personaje de Odette y Odile, dos almas enfrentadas en un mismo cuerpo. Un engaño fatal, la sombra del malvado Von Rothbart y ese pas de deux que ha marcado a generaciones enteras como una pieza única del ballet romántico.
Todo ello revive ahora gracias al Tchaikovsky National Ballet, una compañía que nace con la vocación de custodiar la tradición del gran ballet clásico y seguir llevándola por el mundo. Su nueva producción, con más de treinta bailarines sobre el escenario, captura la esencia más pura del romanticismo: belleza, drama y ese fulgor que no entiende de edades.
El impacto emocional de una obra inmortal
Quizá por eso, porque es un relato que atraviesa décadas sin perder ni una chispa de magia, cada representación vuelve a conmover. El lago, quieto bajo la luna; las alas que baten en mitad de la noche; el amor prometido como un juramento eterno; y el hechizo que solo se rompe cuando el sol asoma.
Uno sale del teatro con la sensación de haber asistido a algo que permanece, que resuena. Tal vez porque, como en todas las grandes historias, siempre queremos creer que el amor verdadero tiene un poder inmenso. Y quizá también porque esta versión recuerda que el ballet, cuando está bien contado, no es un arte lejano, sino una emoción compartida.
Etiquetas: