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Leyenda de Valencia
Una de las leyendas más apreciadas y conocidas de Valencia es la Leyenda del Dragón del Patriarca. Esta historia se sitúa en tiempos medievales, cuando las calles de Valencia aún eran estrechas y oscuras, y la ciudad vibraba con relatos de seres míticos y criaturas espeluznantes.
Según cuenta la leyenda, un dragón terrorífico empezó a sembrar el pánico entre los habitantes de Valencia. Se decía que el monstruo salía de su guarida por las noches y se paseaba por la ciudad en busca de víctimas. Muchas personas desaparecieron sin dejar rastro, lo que incrementó el temor entre la población. Aquella bestia no solo era temida por su tamaño y fiereza, sino también por su temible aspecto, pues según los rumores, tenía escamas oscuras y ojos que brillaban como el fuego.
Los ciudadanos, asustados, no sabían cómo enfrentarse al dragón, ya que cualquier intento de capturarlo terminaba en desastre. Incluso los más valientes de los caballeros habían fracasado en el intento de derrotar al monstruo. Un día, uno de esos caballeros, conocido por su inteligencia y valentía, decidió concluir el terror del dragón para siempre.
Este noble caballero era Jaume, un hombre admirado tanto por su destreza con la espada como por su ingenio. Determinado a liberar a la ciudad, Jaume implementó un plan audaz. Empezó a estudiar los hábitos del dragón, sus rutas y la manera en que acechaba a sus presas. Después de varios días de observación, el caballero ideó una trampa.
Un atardecer, lleno de determinación, Jaume se dirigió al Lugar del Patriarca, una zona cerca del edificio que luego se convertiría en el Real Colegio del Corpus Christi, también conocido como el Colegio del Patriarca. En ese lugar, debido a su localización y al hecho de que el dragón solía pasar por allí, Jaume colocó un cebo delicioso. Era una falsa ofrenda de carne fresca, impregnada de una potente mezcla de hierbas somníferas.
Cuando la noche bañó la ciudad con su penumbra, el dragón, atraído por el olor, fue hasta el cebo. La criatura devoró la carnada con avidez y poco después, el poder del adormecedor hizo efecto, sumiendo al feroz animal en un profundo sueño. Nunca antes la ciudad había estado tan silenciosa, solamente el suave ronquido del dragón se escuchaba por las calles.
A la mañana siguiente, los valientes ciudadanos, junto con Jaume, se reunieron alrededor del adormecido dragón. Fue entonces cuando el caballero, con una espada afilada y el corazón firme, dio el golpe final al peligroso monstruo. La bestia, que tantos pesares había causado a la ciudad, fue derrotada finalmente.
La noticia de la valentía de Jaume se extendió rápidamente, y fue proclamado como un héroe. En agradecimiento por su valor y la tranquilidad que devolvió a los ciudadanos, la ciudad de Valencia lo honró con reconocimientos y fiestas en su nombre. Se dice que las escamas del dragón fueron guardadas como testimonio del pasado peligro y que sus dientes se transformaron en amuletos para la protección del pueblo.
Hoy en día, esta leyenda continúa siendo un símbolo de valentía y ingenio. El Dragón del Patriarca es un recordatorio de la historia de Valencia, una historia en la que la inteligencia y el coraje lograron vencer al miedo. Esta leyenda perdura en la memoria colectiva como uno de los relatos más fascinantes del imaginario popular valenciano, evocando el espíritu combativo de una ciudad que no se rindió ante el terror.
Además, la figura del dragón se puede encontrar en numerosas representaciones artísticas en la región, desde azulejos hasta esculturas, recordando a los visitantes y a los mismos valencianos la importancia de las historias y leyendas que conforman la rica cultura y tradición de esta vibrante ciudad. Si bien la existencia de dragones hoy en día puede dudarse, el espíritu de las leyendas persiste, envolviendo las callejuelas históricas de Valencia con un velo de mística y aventura.
