El carajillo, conocido también como cremaet o cigaló, es una de las bebidas más arraigadas en la cultura española, especialmente en la Comunidad Valenciana, donde se ha convertido en parte esencial de la gastronomía popular. Desde su origen en la Cuba colonial hasta sus múltiples variantes a lo largo de España, este café con licor sigue siendo protagonista en bares y sobremesas.
El carajillo es mucho más que un café con licor; es un auténtico símbolo cultural que ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los gustos de distintas regiones y ganando nuevas formas y nombres. Aunque el concepto básico sigue siendo el mismo –una combinación de café y aguardiente–, las versiones y rituales asociados a su preparación varían considerablemente dependiendo del lugar en el que te encuentres. En la Comunidad Valenciana, el carajillo adquiere especial protagonismo bajo el nombre de cremaet o rebentat, aunque en otras regiones de España se le conoce como cigaló, calmant o incluso café licor.
El origen del carajillo: Una bebida de coraje
El origen del carajillo tiene varias versiones, aunque la más conocida se remonta a la época en que las tropas españolas invadieron Cuba a finales del siglo XIX. Ante la escasez de suministros, los soldados comenzaron a mezclar el café local con ron para darse “coraje” antes de entrar en combate, de ahí la expresión “vamos a coger un corajillo”, que con el tiempo derivó en “carajillo”. Aunque algunos historiadores como R. Hierro sugieren que la bebida original llevaba brandy español en lugar de ron, lo cierto es que esta mezcla se convirtió en un elixir de energía y valor para los soldados.
Otra versión menciona que el carajillo proviene de las plantaciones e ingenios azucareros en América, donde una mezcla de ron y café llamada “carajo” se ofrecía a los esclavos para motivarlos en sus jornadas de trabajo. Al regresar a España, los colonos trajeron la costumbre, que fue bien recibida por su capacidad para brindar energía.
El carajillo en distintas regiones
El carajillo ha encontrado su lugar en la cultura de distintas regiones de España, cada una aportando su toque personal:
- Cataluña: Conocido como cigaló, en esta región se suele preparar con brandy o coñac, sirviendo el café y el licor por separado.
- Euskadi y Navarra: Aquí se le conoce como kafe patardun, manteniendo la combinación de café con aguardiente.
- Baleares y Comunidad Valenciana: En estas regiones se prefiere el cremaet o rebentat, una versión más elaborada que incluye azúcar, canela, corteza de limón y, en ocasiones, granos de café.
- Castilla y León: Es habitual mezclar el café con orujo, un aguardiente típico de la región.
- Andalucía: Se le llama café sevillano si se prepara con cazalla, un anís típico del sur.
Cada región tiene su propia forma de preparar y consumir el carajillo, adaptándolo a los productos locales y las preferencias de sus habitantes.
Variantes internacionales del carajillo
La combinación de café con licor no es exclusiva de España. En otros países también encontramos bebidas similares, cada una con su propia personalidad:
- Italia: El caffè corretto se prepara con grappa.
- Francia: El café se suele mezclar con coñac o algún tipo de brandy.
- Irlanda: El famoso Irish coffee lleva whisky irlandés y crema.
- México: El café mexicano se prepara con tequila.
- Suecia: El café sueco incorpora aquavit, un aguardiente típico de la región.
El trifásico y el carajillo palmero
Dentro de las variantes del carajillo, encontramos el popular trifásico, que incorpora leche condensada al café y licor, creando una bebida dulce y cremosa que es especialmente apreciada en el sureste de España. Por otro lado, el carajillo palmero destaca por su tamaño y su presentación en vaso largo, conocido en las islas por su contundencia.
La preparación del cremaet en la Comunidad Valenciana
El cremaet valenciano, también llamado rebentat en algunas localidades, es una de las versiones más queridas del carajillo. La diferencia radica en su método de preparación, que es un verdadero ritual. En la provincia de Castellón, y especialmente en la zona de la Plana, el cremaet se elabora con ron quemado, azúcar, canela, granos de café y corteza de limón, todo ello flameado en el mismo vaso. Una vez que el alcohol se ha quemado ligeramente, se vierte el café de forma cuidadosa, utilizando una cuchara para evitar que se mezclen los líquidos, creando así tres capas visibles: el licor en el fondo, el café en el medio y una fina espuma en la superficie.
Este método, que sigue un protocolo muy definido, ha llevado al cremaet de Castellón a ser reconocido como una auténtica joya gastronómica, aunque, inexplicablemente, todavía no cuenta con una Denominación de Origen oficial.
El cremaet industrial y la comercialización
En la Comunidad Valenciana, no solo se disfruta del cremaet en los bares. Destilerías como Juan Segarra en Xert han llegado a embotellar versiones de carajillo, compuestas por ron, café y azúcar, con un contenido alcohólico de 30º. Este producto ha permitido que el cremaet esté disponible en cualquier momento, aunque nada se compara con la experiencia de disfrutarlo recién preparado y flameado.
El carajillo en la modernidad: Tradición y sofisticación
Si bien el carajillo sigue siendo una bebida humilde y popular, en los últimos años ha comenzado a sofisticarse. En algunos bares y restaurantes de alta gama, se sirve el carajillo con canela, cortezas de limón y otros ingredientes que realzan los aromas y sabores, haciendo de esta bebida una experiencia más refinada. Incluso se experimenta con nuevos tipos de licores para darle un toque moderno, como whisky, coñac o incluso ginebra.
Normas no escritas para tomar un cremaet
A pesar de la versatilidad del cremaet, existe una norma no escrita entre los puristas: no se debe mezclar el café con el licor. Según los expertos, lo ideal es disfrutar primero del café y luego del licor, para saborear ambas fases de la bebida por separado. Además, un buen cremaet debe ser lo suficientemente denso como para que, al posar una cucharilla sobre la espuma, esta no se hunda.
Reflexión final: El cremaet, una bebida de ayer y hoy
El carajillo, o cremaet valenciano, ha recorrido un largo camino desde sus orígenes militares en Cuba hasta convertirse en una parte esencial de la cultura gastronómica española. Ya sea en su versión más sencilla o en las elaboradas propuestas de la Comunidad Valenciana, esta bebida sigue siendo un emblema de coraje, tradición y buen gusto. Con su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia, el cremaet continúa conquistando paladares en bares, cafeterías y restaurantes, siendo tanto un clásico como una experiencia innovadora.
¿Prefieres el cremaet clásico o te atreves con alguna de sus variantes más modernas?