Forn Baixauli: el horno casi tricentenario de Picanya que renace tras la dana
Redacción | 27 de marzo de 2025
Con casi 300 años de historia y ocho generaciones familiares, Forn Baixauli vuelve a encender sus hornos en Picanya tras los graves daños sufridos por la dana. La reapertura, posible gracias a la solidaridad vecinal y del sector, recupera uno de los hornos más antiguos del territorio valenciano.
Uno de los hornos más antiguos del territorio valenciano vuelve a la vida
El histórico Forn Baixauli, considerado uno de los hornos más antiguos del territorio valenciano, reabrirá sus puertas este sábado 29 de marzo en Picanya tras superar los estragos de la dana. El negocio, que se aproxima a los 300 años de historia y suma ya ocho generaciones al frente del obrador, vuelve a la actividad para seguir horneando pan y dulces artesanos para todo el vecindario.
Durante siglos, este horno ha sido un punto de encuentro cotidiano en el municipio, un lugar donde se mezclan el olor a pan recién hecho, las conversaciones de barrio y la memoria compartida de muchas familias. Su reapertura devuelve a Picanya mucho más que un comercio: recupera un trozo de identidad colectiva.



De “Forn dels Quatre Cantons” a la calle Major
Los orígenes del Forn Baixauli se remontan a 1745, según figura en la antigua escritura del establecimiento. En aquel momento se conocía como el “Forn dels Quatre Cantons” y estaba situado donde hoy se levanta la biblioteca municipal de Picanya. Con el tiempo, el horno se trasladó a su ubicación actual, en la calle Major, 22, donde continúa siendo una referencia para quienes buscan pan elaborado de manera tradicional.
A lo largo de casi tres siglos, el horno ha vivido reformas, cambios de hábitos de consumo y la aparición de supermercados y grandes superficies. Sin embargo, la familia Baixauli ha mantenido viva la manera de trabajar que aprendieron de sus antepasados: fermentaciones largas, horno siempre atento y producto honesto, sencillo y bien hecho.
El golpe de la dana y la duda de volver a empezar
La última etapa del horno había comenzado pocos meses antes, cuando Vicent Baixauli y Batiste Rubio, hijo y sobrino del anterior propietario, tomaron el relevo del negocio familiar. Solo dos meses después, la dana que arrasó parte de la provincia de Valencia dejó el horno prácticamente destrozado.
Las imágenes del obrador inundado, con maquinaria, sacos de harina y mobiliario arruinados, hicieron dudar a la familia sobre la continuidad del proyecto. No era solo una cuestión económica: ver dañada una casa-taller que ha sido hogar, lugar de trabajo y punto de reunión durante generaciones supuso un golpe emocional enorme.
Una reapertura levantada a base de solidaridad
La decisión de reabrir no habría sido posible sin la respuesta de vecinos, amigos, clientes de toda la vida y gente anónima que se movilizó desde distintos puntos de España. En las primeras semanas tras la dana, decenas de manos se acercaron a limpiar, vaciar, rescatar lo que se podía y animar a la familia Baixauli a no rendirse.
El resultado de esa ola de apoyo es tan tangible como simbólico: aproximadamente el 80 % del mobiliario y del equipamiento que ahora estrena el horno procede de donaciones particulares y de otros profesionales del sector. Hornos, cámaras, mostradores, vitrinas y herramientas han llegado gracias a esa red de solidaridad que se ha tejido alrededor del obrador.
El apoyo clave del Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia
Además del apoyo vecinal, el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia ha sido fundamental para que Forn Baixauli pueda volver a abrir. Desde el primer momento tras la catástrofe, el Gremio puso en marcha asesoramiento técnico, acompañamiento en los trámites y una campaña de donaciones para ayudar a los hornos y pastelerías afectados por la dana en la provincia.
Gracias a ese trabajo conjunto, establecimientos emblemáticos como Forn Baixauli, Panadería Pastelería Galán o Forn Velarte han podido retomar su actividad, manteniendo viva la tradición panadera valenciana. Aun así, no todos los negocios han corrido la misma suerte, y parte del tejido artesano se ha quedado por el camino.
Un horno que es memoria, oficio y futuro
Para la familia Baixauli, el horno nunca ha sido solo un local comercial. Es taller, casa, refugio y punto de encuentro. Entre sus paredes se concentran historias de madrugones para encender el horno, hornadas compartidas con vecinos, encargos de fiestas patronales y miles de barras de pan que han salido cada mañana hacia las casas del pueblo.
Que vuelva a abrir significa que la vida cotidiana de Picanya recupera uno de sus latidos más antiguos. Las masas volverán a fermentar, el horno de leña retomará su ritmo y los vecinos podrán seguir entrando a por su barra de siempre o a por esos dulces artesanos que huelen a infancia.
Reapertura con sabor a pan de siempre
La reapertura oficial de Forn Baixauli será este sábado 29 de marzo. Desde primera hora de la mañana, el obrador volverá a funcionar con normalidad y el mostrador se llenará de panes tradicionales, cocas y dulces que forman parte de la memoria gastronómica del municipio.
Con cada hornada, el horno reivindicará no solo su pasado casi tricentenario, sino también la importancia de los oficios artesanos en la vida de los pueblos: negocios pequeños, arraigados al territorio, que sostienen el día a día de la gente y crean comunidad mucho más allá de la simple compra y venta de productos.
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