¿Por qué la Real Señera no se inclina ante nadie?

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La Real Señera, la bandera de la Comunidad Valenciana, es mucho más que un simple símbolo regional. Es un emblema cargado de historia, tradición y solemnidad, cuya relevancia se ha mantenido intacta durante siglos. Una de sus características más peculiares es que, a diferencia de la mayoría de banderas, la Real Señera no se inclina ni se reverencia ante ninguna otra. Esta singularidad se debe a su estatus único como “bandera real”, un título que le confiere el mismo rango que un monarca. Pero, ¿por qué se le dio este honor? ¿Qué hay detrás de este protocolo tan estricto y respetado? Aquí exploraremos la historia, el significado y la importancia de la Real Señera y su tratamiento reverencial.

Un poco de historia: Pedro II el Ceremonioso y la Real Señera

Para entender el estatus excepcional de la Real Señera, es necesario remontarse al siglo XIV, durante el reinado de Pedro II el Ceremonioso (1319–1387), monarca de la Corona de Aragón y Rey de Valencia. En el año 1377, Pedro II concedió a la Real Señera una serie de prerrogativas que la elevaron a un nivel casi monárquico. En ese momento, el rey otorgó a la bandera el título de “Real”, lo que significaba que tendría el mismo rango que un monarca y, por lo tanto, recibiría los mismos honores que se reservaban a los reyes.

Esta distinción no era simplemente simbólica. La Real Señera no solo fue elevada al rango de “Real”, sino que se le estableció un protocolo extremadamente detallado que regulaba su tratamiento en actos públicos. Entre las prerrogativas más destacadas se encuentra la prohibición de inclinar la bandera ante ninguna persona o entidad, un honor reservado únicamente a los reyes. En la práctica, esto significa que la Real Señera, como símbolo del Reino de Valencia, no debía inclinarse ante ninguna otra bandera o monarca, ya que ella misma era considerada como “real”.

El protocolo de la Real Señera: Una ceremonia única

Uno de los aspectos más interesantes de la Real Señera es el protocolo especial que se sigue para su despliegue y manejo en actos solemnes. El propio Pedro II estableció que la Real Señera nunca debía salir por la puerta de un edificio, sino que debía ser bajada de forma vertical desde un balcón, de manera que nunca se inclinara ni mostrara reverencia. Este detalle ceremonial se mantiene hasta el día de hoy y es especialmente visible cada 9 de octubre, el Día de la Comunidad Valenciana.

Durante las conmemoraciones del 9 de Octubre, la Real Señera es bajada solemnemente desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia, de forma totalmente vertical, como símbolo de su dignidad y rango. Esta acción no es casual, sino que refuerza la idea de que la bandera no se somete ante nadie. Además, en su honor, se disparan 21 salvas de cañón, un tributo que tradicionalmente se ofrece solo a los monarcas y jefes de estado.

Un símbolo de identidad y orgullo valenciano

El hecho de que la Real Señera no se incline ante nadie no es solo una cuestión de protocolo o formalidad. Detrás de este gesto se encuentra un profundo sentido de identidad y orgullo para los valencianos. La bandera no solo representa al Reino de Valencia, sino que encarna siglos de historia, resistencia y autonomía.

Durante la Edad Media, el Reino de Valencia fue una entidad política y territorial dentro de la Corona de Aragón con un alto grado de autogobierno. La Real Señera, como símbolo de este reino, se convirtió en un emblema de su independencia y su posición única dentro del contexto más amplio de la Corona de Aragón. El hecho de que la bandera sea tratada como un monarca es una forma de recordar y preservar la importancia histórica del Reino de Valencia.

Además, la Real Señera tiene una conexión directa con el Centenar de la Ploma, una milicia medieval que fue creada para custodiar y proteger el estandarte real. Este cuerpo militar tenía la responsabilidad de defender el Reino de Valencia en tiempos de guerra y conflicto, y la Real Señera jugaba un papel central en su identidad y misión. A lo largo de los siglos, la relación entre la bandera y el Centenar de la Ploma reforzó aún más su estatus como símbolo de defensa y autonomía.

El Maestre Racional: Custodio de la Real Señera

El cuidado de la Real Señera también estaba rodeado de un protocolo estricto y ceremonial, que aseguraba su protección y correcta utilización en actos oficiales. Según lo establecido por Pedro II el Ceremonioso, la responsabilidad de custodiar la bandera recaía en el Maestre Racional, un alto funcionario de la administración del Reino de Valencia encargado de supervisar las finanzas y asuntos importantes del reino. Sin embargo, la responsabilidad de manejar la Real Señera durante las ceremonias se delegaba al Justicia de lo Criminal para actos ciudadanos, o al jefe del Centenar de la Ploma cuando la bandera salía en situaciones de defensa o en respuesta a contrafueros (violaciones de las leyes del reino).

Este sistema de custodia aseguraba que la Real Señera siempre estuviera bajo el control de las máximas autoridades del reino, reforzando su estatus y evitando que se utilizara de manera inapropiada o sin la solemnidad requerida. Además, la figura del Centenar de la Ploma, una milicia medieval encargada de proteger el estandarte y el territorio valenciano, reflejaba el vínculo entre la bandera y la defensa del Reino de Valencia.

La Real Señera en la actualidad: Un símbolo inmortal

Hoy en día, la Real Señera sigue siendo un símbolo de orgullo e identidad para los valencianos. Aunque el Reino de Valencia ya no existe como entidad política independiente, la bandera conserva su estatus de “Real” y continúa siendo tratada con el mismo respeto que se le otorgó hace más de seis siglos. Su presencia durante las celebraciones del 9 de Octubre y otras festividades regionales es un recordatorio de la rica historia de la Comunidad Valenciana y su papel dentro de la península ibérica.

El hecho de que la Real Señera no se incline ante nadie no es solo una manifestación de su estatus como símbolo real, sino también una afirmación de la dignidad y autonomía histórica del pueblo valenciano. La bandera representa siglos de luchas, victorias y la voluntad de un reino que, aunque ya no exista como tal, sigue vivo en la memoria colectiva de sus habitantes.

En resumen, la Real Señera es mucho más que una simple bandera. Es un símbolo de resistencia, orgullo y respeto que ha perdurado a lo largo de los siglos, siempre en alto, siempre vertical, y siempre reflejando la grandeza de su historia.

El Centenar de la Ploma era una milicia armada creada en el Reino de Valencia, dentro de la Corona de Aragón, durante la Edad Media. Su función principal era proteger el estandarte real y mantener el orden en la ciudad de Valencia y sus alrededores. El término “Centenar” hace referencia a un cuerpo de 100 hombres, y “de la Ploma” alude al uso de un símbolo en el estandarte, generalmente una pluma o plumaje.

Origen y función:

  • Creación: El Centenar de la Ploma fue creado en el siglo XIV (alrededor de 1365) bajo el reinado de Pedro IV de Aragón (“el Ceremonioso”). Se estableció para defender la ciudad de Valencia frente a posibles ataques, especialmente en el contexto de la guerra contra Castilla y otras amenazas.
  • Estandarte Real: Uno de los roles más importantes de esta milicia era custodiar el “Penó de la Conquesta” (Pendón de la Conquista), el estandarte que simbolizaba la conquista de Valencia por el rey Jaime I de Aragón. Esta bandera tenía un significado histórico y simbólico profundo, ya que representaba la unión del reino bajo la corona aragonesa.
  • Composición: La milicia estaba formada principalmente por ciudadanos valencianos y estaba bajo la autoridad directa del gobierno municipal, aunque se coordinaba con el rey y sus oficiales. Los miembros solían ser arqueros entrenados, lo que les daba un papel clave en la defensa de la ciudad.
  • Desaparición: La importancia del Centenar de la Ploma declinó con el tiempo y fue disuelto oficialmente en 1711, durante la Guerra de Sucesión Española, cuando los Borbones centralizaron y reorganizaron las instituciones de la Corona de Aragón tras su victoria.

Este cuerpo era una muestra de cómo las ciudades medievales contaban con sus propias fuerzas armadas para asegurar el control y defensa local, pero bajo el amparo de la autoridad real.

El Mestre Racional (o “Maestre Racional”) era un alto funcionario de la administración financiera en varios reinos de la península ibérica durante la Edad Media, especialmente en la Corona de Aragón. Su función principal consistía en llevar la contabilidad y supervisar los ingresos y gastos del reino, actuando como un auditor o controlador de las finanzas reales.

Funciones del Mestre Racional:

  1. Control financiero: Revisaba y aprobaba las cuentas que presentaban los distintos oficiales y administradores del reino.
  2. Fiscalización: Supervisaba los impuestos, tributos y otras fuentes de ingresos, asegurándose de que todo fuera recaudado y registrado correctamente.
  3. Transparencia en el gasto público: Garantizaba que el dinero público se utilizara de acuerdo con las leyes y las necesidades del reino.
  4. Informes al rey: Presentaba regularmente informes financieros al monarca, asesorándolo sobre las finanzas y el presupuesto del reino.

El Mestre Racional tenía un equipo a su cargo, y su oficina era clave para el buen funcionamiento económico del reino. Era uno de los cargos más importantes y de mayor confianza dentro de la estructura administrativa medieval.

En la Corona de Aragón, su importancia aumentó a medida que los sistemas financieros y administrativos del reino se hicieron más complejos, especialmente durante el siglo XIV y XV. Su equivalente en otros reinos europeos medievales podría compararse con el controlador general o el tesorero real.