📍 Sorita (Castellón), abril de 2025
Un modesto abrigo rocoso en Sorita, a los pies del río Bergantes, está reescribiendo la historia del Neolítico en la península Ibérica. Las últimas excavaciones en el yacimiento de las Coves Llongues, lideradas por investigadores de la Universitat Jaume I de Castelló y con el apoyo de la Diputación de Castellón, han revelado una presencia neolítica mucho más temprana y significativa de lo que se pensaba en esta región.
Los hallazgos apuntan a que el Bergantes fue una vía de conexión fundamental entre las primeras comunidades agrícolas del litoral mediterráneo y la cuenca del Ebro, facilitando el avance de la llamada “revolución neolítica” hacia el interior peninsular.
Una ocupación neolítica del VI milenio a.C.
Según el equipo de investigación, la zona fue ocupada en la segunda mitad del VI milenio a.C., durante el Neolítico antiguo. La importancia del yacimiento reside en que hasta ahora no se contaban con evidencias sólidas de presencia neolítica tan antigua en esta zona de transición entre el litoral y el interior.
El abrigo de las Coves Llongues, situado cerca del río Bergantes —afluente del Guadalop y, por extensión, del Ebro— se encuentra en un corredor natural que pudo haber servido como eje de comunicación entre dos de los grandes focos de neolitización del territorio.
Cerámicas, puntas y arte rupestre
En apenas seis metros cuadrados excavados, los arqueólogos han identificado diferentes niveles arqueológicos que van desde el final del Paleolítico hasta el Neolítico. Entre los hallazgos más relevantes destacan:
- Cerámicas impresas e inciso-impresas, típicas del Neolítico antiguo.
- Puntas de proyectil y otros elementos líticos.
- Nuevas figuras de arte rupestre levantino, en excelente estado de conservación.
Estos materiales permiten confirmar una ocupación estable y significativa del lugar durante uno de los periodos más transformadores de la historia humana.
Una región poco explorada, pero clave
Hasta ahora, la región del norte de Castellón había quedado al margen de los grandes estudios sobre la llegada del Neolítico. Este descubrimiento abre nuevas perspectivas sobre la expansión de las primeras comunidades productoras, que abandonaron la caza y la recolección para adoptar la agricultura y la ganadería.
“Estamos ante una pieza clave del puzle que explica cómo se extendieron los primeros grupos neolíticos desde el Mediterráneo hacia el valle del Ebro”, señalan los investigadores, entre ellos expertos de la Universitat de Barcelona y el programa ICREA.
Paisaje, paso y permanencia
Uno de los elementos que más llama la atención es la recurrencia de la ocupación del abrigo. A lo largo de milenios, diferentes grupos humanos regresaron al lugar, lo que sugiere que ofrecía condiciones especialmente favorables: una ubicación estratégica, acceso a recursos, protección natural y un entorno idóneo para el asentamiento.
Además, el arte rupestre documentado en la zona demuestra una continuidad simbólica y cultural que trasciende la mera presencia física.
Conclusión: un punto de encuentro entre mundos
El descubrimiento de las Coves Llongues transforma a Sorita en una nueva referencia en la arqueología del Neolítico en la península Ibérica. Más allá del valor local, el yacimiento permite comprender mejor las rutas de expansión, las conexiones entre culturas y la complejidad del proceso que llevó a los humanos a dejar atrás el nomadismo.
En palabras del equipo de investigación:
“Estas evidencias sitúan al río Bergantes como una auténtica arteria prehistórica, que conectó el Mediterráneo ibérico con el interior peninsular siglos antes de lo que habíamos podido documentar hasta ahora.”
La neolitización, ese gran cambio que transformó la forma de vivir, empieza a mostrar sus caminos ocultos… y uno de ellos pasaba por Sorita.