El Sorteo del Niño no solo trae ilusión y esperanza, también se convierte en una importante fuente de ingresos para el Estado, gracias a la tributación de los premios más jugosos.
El 6 de enero, mientras los niños desempolvan sus juguetes nuevos y los adultos digieren las cenas copiosas, España se detiene para prestar atención al segundo sorteo más esperado del año: la Lotería del Niño. Sin embargo, este evento es mucho más que un generador de sonrisas o una última oportunidad para recuperar lo invertido en diciembre. Para Hacienda, es una fecha marcada en rojo, ya que los impuestos derivados de los premios reportan nada menos que 21,45 millones de euros a las arcas públicas.
Pero, ¿cómo se estructura este reparto en el que los Reyes Magos parecen tener también su versión fiscal? Vamos a desentrañar el curioso vínculo entre suerte y tributación.
770 millones en juego y un 20% para el Estado
El Sorteo Extraordinario del Niño reparte este año 770 millones de euros en premios, manteniendo las cifras de las ediciones anteriores. El primer premio, valorado en 200.000 euros por décimo, y el segundo premio, de 75.000 euros, son los grandes protagonistas, pero también los responsables de gran parte de la recaudación fiscal.
Desde 2018, los premios de loterías están sujetos a un gravamen del 20% sobre la cantidad que exceda los 40.000 euros. Esto significa que Hacienda se queda con una quinta parte de los premios más elevados, dejando a los ganadores con la incómoda tarea de calcular cuánto realmente podrán disfrutar de su fortuna.
¿Cómo se reparte el pastel fiscal?
El proceso de tributación es directo, aunque no exento de particularidades. Veamos algunos ejemplos:
- Primer premio (200.000 euros):
- Exentos: 40.000 euros
- Gravamen aplicable: 20% sobre 160.000 euros = 32.000 euros
- Ganancia neta: 168.000 euros
- Segundo premio (75.000 euros):
- Exentos: 40.000 euros
- Gravamen aplicable: 20% sobre 35.000 euros = 7.000 euros
- Ganancia neta: 68.000 euros
A pesar de las quejas recurrentes de los ganadores, este sistema de tributación asegura que una parte de la fortuna vuelva al sistema público, funcionando como un “peaje de la suerte”.
Compartir el premio: una complicación tributaria
Si bien compartir un décimo premiado con amigos o familiares es habitual, hacerlo no exime a los ganadores de sus responsabilidades fiscales. Cada receptor de una porción del premio superior a 40.000 euros deberá tributar su parte proporcional.
Por ejemplo:
Un décimo del primer premio compartido entre cuatro personas genera 50.000 euros para cada uno. De esa cantidad, 10.000 euros estarán sujetos al gravamen, resultando en 2.000 euros de impuestos para cada participante.
Además, Hacienda exige la identificación de todos los beneficiarios para evitar posibles fraudes o evasiones fiscales.
Los premios menores: libres de impuestos, pero no de obligaciones
No todos los premios están sujetos al gravamen. Cualquier cantidad igual o inferior a 40.000 euros está exenta de tributación, lo que incluye el tercer premio de 25.000 euros y todas las categorías inferiores. Sin embargo, si decides invertir el dinero ganado, los rendimientos generados por esa inversión sí deberán declararse en el IRPF.
Además, el dinero recibido puede influir en el cálculo del Impuesto sobre el Patrimonio, especialmente si el importe acumulado supera el mínimo exento establecido por la comunidad autónoma correspondiente.
Una recaudación que podría ser más lucrativa
Según Gestha, los técnicos del Ministerio de Hacienda, el sistema actual podría ser optimizado. Hasta 2018, el mínimo exento para los premios de lotería era de 2.500 euros, lo que permitía recaudar más de los premios menores. Aunque esta medida fue modificada para beneficiar a los pequeños ganadores, algunos expertos proponen volver a ese umbral para aumentar los ingresos fiscales.
Premios y fraude: el lado oscuro de la fortuna
La Agencia Tributaria también está fortaleciendo su vigilancia sobre los premios de loterías. Desde 2020, se han incrementado los controles para evitar casos de blanqueo de capitales, especialmente en premios superiores a 40.000 euros obtenidos por entidades jurídicas o fundaciones.
Gestha ha señalado la necesidad de otorgar más competencias a los técnicos para investigar irregularidades en los premios, un área que consideran subexplotada en términos de recaudación y control.
¿Qué significa ganar a nivel fiscal?
Para los agraciados, ganar un premio en la Lotería del Niño es una mezcla de alegría y responsabilidad. Aunque los premios no afectan directamente al IRPF, los movimientos posteriores de ese dinero, como inversiones o compras significativas, sí tendrán repercusiones fiscales.
Además, cualquier indemnización recibida por seguros contratados para cubrir los impuestos deberá ser declarada como un incremento patrimonial en la siguiente declaración de la renta.
Reflexión final
El Sorteo del Niño es una tradición que ilustra cómo el azar puede transformar vidas y, al mismo tiempo, contribuir al sostenimiento de los servicios públicos. Sin embargo, no todos ven con buenos ojos la tributación actual. ¿Deberían revisarse las exenciones y los umbrales para hacer el sistema más equitativo?
Y tú, si ganaras, ¿serías de los que critican el peaje fiscal o lo aceptarías como parte del juego?