Precio de la patata valenciana se dispara en supermercados

23 mayo, 2025
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Precio de la patata valenciana se dispara en supermercados

Una crisis silenciosa sacude al campo valenciano

El precio de la patata valenciana se ha convertido en el centro de una creciente polémica. Mientras que en los campos de la Comunidad Valenciana los agricultores se enfrentan a una caída brutal de los ingresos, los consumidores están pagando cifras desorbitadas en los supermercados por este producto básico. Una situación que evidencia la desconexión entre la producción agrícola y el mercado final.

Los agricultores denuncian que, mientras reciben entre 0,15 y 0,18 euros por kilo en el campo, el producto es ofertado en los supermercados a casi 1,5 euros por kilo. Esta diferencia de más del 800% ha generado malestar entre los productores y ha abierto el debate sobre la transparencia y justicia en la cadena alimentaria.

La Asociación Valenciana de Agricultores alza la voz

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha sido tajante al denunciar esta brecha de precios. Según su presidente, Cristóbal Aguado, el sistema actual deja desprotegido al agricultor, que ve cómo su trabajo apenas le da para cubrir costes mientras el valor del producto se dispara al llegar a los lineales de venta.

“Es inaceptable que la patata de origen valenciano se pague en el campo a precios casi simbólicos, cuando luego se comercializa a tarifas propias de un producto gourmet”, afirmó Aguado. Desde la entidad reclaman una revisión de la Ley de la Cadena Alimentaria y medidas que garanticen una remuneración justa para el agricultor.

Del campo al supermercado: un margen injustificado

¿Cómo se explica que una patata pueda multiplicar su precio hasta 10 veces en su trayecto desde el campo hasta el supermercado? La cadena de valor, compuesta por intermediarios, logística, almacenamiento y distribución, es señalada como la responsable de esta escalada irracional.

Factores que incrementan el precio en los supermercados

  • Intermediación excesiva: cada paso entre el productor y el vendedor final incrementa el precio.
  • Costes logísticos: transporte, refrigeración y almacenamiento encarecen el producto.
  • Políticas de márgenes comerciales: las grandes cadenas aumentan el precio final para cubrir sus objetivos empresariales.
  • Marketing y etiquetado premium: algunas patatas se venden como “producto local” o “ecológico” para justificar precios superiores.

Estos elementos, si bien aportan valor añadido en algunos casos, parecen desproporcionados frente a los escasos céntimos que percibe el agricultor.

Impacto en el consumidor y la economía familiar

El incremento del precio de la patata valenciana en supermercados no solo afecta a los productores. Los consumidores también ven cómo sus cestas de la compra se encarecen por este tipo de prácticas. Se trata de un producto de consumo habitual en los hogares españoles, lo que multiplica el impacto económico en los presupuestos familiares.

La patata como indicador del encarecimiento alimentario

La patata, junto con otros alimentos básicos como el pan, el arroz o la leche, es utilizada como un medidor del aumento del coste de vida. Cuando su precio se dispara, suele representar una tendencia más amplia que afecta al conjunto de los productos agrícolas.

Campañas de importación: una amenaza adicional

A la caída de precios en el campo se suma otro factor de tensión: la importación de patata de otros países a precios bajos.

¿Qué países están importando patata a precios rebajados?

  • Francia: uno de los principales exportadores hacia España con precios muy competitivos.
  • Egipto y Israel: ofrecen patatas a bajo precio gracias a costes de producción menores y subsidios diferenciados.

Estas dinámicas no solo representan un grave riesgo para la patata valenciana, sino que destruyen el tejido productivo nacional, favoreciendo las importaciones frente a la producción local.

Los agricultores exigen cambios inmediatos

Ante esta injusta situación, el sector agrario ha comenzado a organizarse. Las protestas y manifestaciones no se han hecho esperar, así como las peticiones al gobierno y a la Unión Europea para que intervenga y frene los abusos en la cadena de valor.

Principales reivindicaciones del sector

  • Precios mínimos garantizados que cubran al menos los costes de producción.
  • Control y regulación sobre la entrada de patata extranjera para proteger el producto nacional.
  • Mayor supervisión a los márgenes comerciales de las grandes distribuidoras.
  • Incentivos al consumo local: campañas que promuevan el producto valenciano.

En palabras de Aguado, “si no se protege al agricultor hoy, mañana ya no quedará quien cultive la patata valenciana”.

¿Qué puede hacer el consumidor?

Ante este panorama, los consumidores también tienen un papel relevante. Optar por productos de proximidad y acudir a mercados locales puede marcar la diferencia, tanto en calidad como en sostenibilidad económica y social.

Consejos para apoyar la patata valenciana

  • Comprar en mercados de agricultores donde se vende directamente desde el campo.
  • Leer con atención el origen del producto en las etiquetas.
  • Preferir patatas de temporada local frente a las de importación.
  • Informarse sobre campañas y cooperativas agrarias locales.

Apoyar el consumo responsable también es una forma de defender la economía local y la sostenibilidad del medio rural.

La importancia de proteger el sector primario

La patata es solo un ejemplo más de la realidad que viven miles de agricultores valencianos y españoles. El precio que pagamos en el supermercado no siempre refleja el esfuerzo y el valor de quienes mantienen vivo el campo.

Es urgente construir una cadena agroalimentaria más transparente, más justa, y con menor especulación. Al fin y al cabo, nuestro sistema alimentario se sostiene gracias al trabajo diario de quienes cultivan nuestros alimentos desde hace generaciones.

Hacia una solución equitativa y sostenible

Proteger la patata valenciana es proteger una tradición, es valorar el trabajo agrícola y garantizar la soberanía alimentaria. El desequilibrio actual entre lo que cuesta producirla y lo que se cobra por venderla debe ser corregido para que el sistema sea viable tanto para quienes producen como para quienes consumen.

Solo a través del apoyo institucional, la responsabilidad empresarial y un consumo consciente, será posible revertir esta tendencia y lograr una distribución de precios más justa y equilibrada.

La patata valenciana necesita apoyo

En definitiva, el elevado precio de la patata en tiendas contrasta escandalosamente con lo poco que reciben los agricultores. Es momento de abrir el debate social, exigir transparencia y restituir el equilibrio a una cadena alimentaria que debe ser ética y sostenible.

Consumidores, productores, distribuidores e instituciones deben trabajar unidos para que, en lugar de ser una víctima de abusos, la patata valenciana recupere el valor que merece en cada tramo del camino, desde el surco hasta la mesa.

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