Pradas declara que el aviso del desbordamiento llegó tarde
La alcaldesa de Onda cuestiona la actuación de la Confederación Hidrográfica del Júcar ante las fuertes lluvias
La alcaldesa de Onda, Carmina Pradas, ha manifestado públicamente su descontento con la respuesta tardía de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) frente al desbordamiento del río Sonella en el paraje del Pont del Poyo. El episodio de intensas lluvias, acontecido la semana pasada, provocó importantes inundaciones en varias zonas del municipio, cuyas consecuencias todavía se están evaluando.
Durante una comparecencia ante los medios, Pradas fue clara al calificar de “inaceptable” la tardanza del aviso oficial de crecida emitido por la Confederación. Según indicó, la alerta llegó cuando el caudal del río ya había superado los niveles de riesgo, en una situación que afectó gravemente a vecinos y negocios del entorno.
Un evento previsible que no fue anticipado
Pradas cuestionó la eficacia de los protocolos actuales en la gestión de alertas hidrológicas. Asegura que el caudal del río Sonella mostró signos claros de crecida con varias horas de antelación y lamenta que los avisos no se emitieran con la previsión necesaria para permitir una reacción eficaz por parte del Ayuntamiento y de los cuerpos de emergencia.
- Crecida repentina del río Sonella en el Pont del Poyo.
- Ausencia de aviso temprano por parte de la CHJ.
- Perjuicios en viviendas, fincas agrarias y comercios.
“Los vecinos no tuvieron tiempo suficiente para protegerse. Muchos agricultores vieron arrasadas sus cosechas, y comercios de la zona sufrieron daños importantes”, declaró la alcaldesa. A su juicio, el evento no fue inesperado, y de haberse contado con una alerta temprana, las consecuencias podrían haberse mitigado significativamente.
Culpa institucional y falta de coordinación
La primera edil hizo hincapié en la falta de coordinación entre la Confederación Hidrográfica y los servicios municipales. Remarcó que, a pesar de tener contacto directo con los órganos pertinentes, no se activaron los sistemas de emergencia hasta que ya se había producido la inundación.
“No se trata solo de techos que se han mojado. Hablamos de seguridad ciudadana, de pérdidas económicas y de una sensación de abandono por parte de los organismos competentes”, añadió Pradas, solicitando una revisión urgente del sistema actual de gestión de riesgos hídricos.
Reivindicación de competencias municipales
Asimismo, Pradas señaló que desde los ayuntamientos se debería tener mayor capacidad de acción en cuanto a los cauces fluviales de su término municipal. “Somos los primeros en ver lo que está ocurriendo y los últimos en recibir herramientas para actuar. Mientras se establece la competencia, las emergencias no esperan”, afirmó.
La respuesta de la Confederación Hidrográfica del Júcar
Ante las acusaciones, la Confederación Hidrográfica del Júcar se pronunció defendiendo su actuación. Según el organismo, los sistemas de predicción funcionaron dentro de los parámetros establecidos y se aplicaron los protocolos de nivel 0 de alerta, tal como establece el Plan Especial de Alertas por avenidas.
No obstante, esta respuesta no ha satisfecho a las autoridades municipales ni a los vecinos afectados, quienes siguen reclamando explicaciones más claras y acciones concretas para prevenir incidentes similares en el futuro.
Dispositivo activado tras la emergencia
Una vez producida la crecida, tanto Protección Civil como Policía Local colaboraron en labores de señalización de zonas inundadas, rescate y control de tráfico en las áreas más afectadas. Sin embargo, para entonces ya se habían registrado daños significativos, incluyendo:
- Inundación de terrenos agrícolas en la ribera del Sonella.
- Anegamiento de bajos comerciales y garajes en la zona del Pont del Poyo.
- Corte temporal de caminos rurales y accesos a viviendas aisladas.
“El trabajo de nuestros servicios de emergencias fue ejemplar, pero no podemos confiar solo en la reacción; necesitamos prevención”, sentenció la alcaldesa.
Impacto en la ciudadanía: daños, reclamos y miedo a nuevas crecidas
La situación ha generado un profundo malestar entre los habitantes de Onda, quienes temen que episodios similares puedan repetirse con consecuencias aún peores. Muchos vecinos se manifestaron preocupados por la falta de infraestructuras adecuadas para contener el caudal en momentos críticos.
Entre los principales perjuicios registrados se encuentran:
- Pérdidas agrarias valoradas en decenas de miles de euros.
- Comercios locales inhabilitados por el agua durante más de 24 horas.
- Familias que tuvieron que abandonar temporalmente sus viviendas.
Reacciones vecinales y peticiones de responsabilidades
Colectivos vecinales han solicitado al Ayuntamiento que presione para que se depuren responsabilidades y se diseñen planes de contención más eficaces. También han reclamado la convocatoria de reuniones públicas informativas para conocer en detalle qué falló y qué medidas se adoptarán en adelante.
“Necesitamos saber qué garantías tendremos cuando vuelva a llover con intensidad. No podemos vivir con miedo cada vez que hay previsión de tormentas”, expresó una portavoz de vecinos afectados.
Medidas propuestas por el Ayuntamiento de Onda
En respuesta a lo ocurrido, el consistorio ha anunciado una serie de iniciativas a corto y medio plazo para mejorar la prevención de inundaciones. Entre ellas se incluyen:
- Solicitud formal de revisión del protocolo de aviso por parte de la CHJ.
- Instalación de nuevos sensores de nivel fluvial en puntos estratégicos.
- Reforzamiento de las brigadas de Protección Civil en episodios de prealerta.
- Evaluación conjunta con técnicos expertos de los puntos conflictivos de desbordamiento.
Pradas adelantó asimismo que el Ayuntamiento estudia posibles vías legales para exigir responsabilidad patrimonial en aquellos casos donde se demuestre negligencia administrativa.
Reclamaciones a la Generalitat y al Gobierno
Además, la alcaldesa ha remitido un informe detallado a la Generalitat Valenciana y al Gobierno central solicitando apoyo técnico y financiero para mejorar la resiliencia del municipio frente a fenómenos meteorológicos extremos.
“El cambio climático es una realidad, y nuestros pueblos deben estar preparados. Las competencias no pueden ser una barrera cuando se trata de evitar daños o salvar vidas”, concluyó.
Un llamado a mejorar la gestión de emergencias climáticas
Lo sucedido en el Pont del Poyo de Onda no es un hecho aislado. Cada vez con mayor frecuencia, episodios de lluvias torrenciales y fenómenos meteorológicos extremos están afectando a numerosos municipios de la Comunidad Valenciana.
El caso expone la necesidad urgente de revisar los planes de emergencia, mejorar la cooperación entre instituciones y realizar inversiones en inteligencia climática y redes de alerta.
Lecciones tras el desbordamiento
Del hecho se desprenden aprendizajes clave que podrían contribuir a una mejora integral del sistema:
- Imprescindible coordinación entre diferentes administraciones.
- Revisión de sistemas de alerta para que sean más preventivos y humanos.
- Participación activa de la ciudadanía en la gestión del riesgo.
- Garantizar infraestructura de drenaje adaptada al nuevo contexto climático.
Conclusiones
La alcaldesa Carmina Pradas ha puesto sobre la mesa un problema que muchos pueblos viven: la falta de preparación ante catástrofes naturales. Su denuncia no busca enfrentamientos, sino soluciones. Una mejor capacidad de previsión no solo previene pérdidas materiales, sino que salva vidas.
Frente al cambio climático y su impacto directo en nuestras comunidades, tomar medidas eficaces, promover la coordinación institucional y fomentar una cultura de anticipación son elementos imprescindibles