Locos por Valencia

Repostería valenciana: un viaje a través de los dulces más tradicionales de la Comunitat


Desde el emblemático turrón de Jijona hasta las pilas de frare de Vila-real, la tradición repostera valenciana combina historia, sabores únicos y herencia cultural.

La repostería de la Comunitat Valenciana es un reflejo de su riqueza cultural, con influencias árabes, ingredientes autóctonos y recetas que han pasado de generación en generación. Cada dulce es una ventana al pasado y un placer para el presente. Acompáñanos en este recorrido por las tres provincias para descubrir los secretos más dulces de Alicante, Castellón y Valencia.


Alicante: dulces navideños y tradición chocolatera

La provincia de Alicante es célebre por ser la cuna del turrón, pero su oferta va mucho más allá:

La repostería conventual de Orihuela también destaca, con dulces como almojábanas, chatos y pasteles de gloria, mientras que Villajoyosa nos sorprende con su tradición chocolatera y el helado de turrón.

Dulce alicantinoIngrediente clave
Turrón de JijonaAlmendra y miel
Coca de mollitasHarina y aceite
PeladillasAlmendra y azúcar
ToñaHarina y huevo

Castellón: contundencia y creatividad

Los dulces de Castellón se caracterizan por su sabor intenso y sus recetas tradicionales:

Otros dulces emblemáticos incluyen las farinoses con higos de Cabanes y los congretes de Alcublas.


Valencia: horchata, fartons y más

En la provincia de Valencia, la horchata y los fartons son protagonistas indiscutibles, pero no son los únicos:

El alajuz de Ademuz, una masa elaborada con miel, almendras y especias, y los burruecos de Utiel, con miel y frutos secos, completan esta lista de imprescindibles.

Dulce valencianoIngrediente clave
Horchata y fartonsChufa y harina
ArnadíCalabaza y almendra
PanquemaoHarina y huevo
Coca finaHarina y anís

Un legado repostero

La repostería valenciana no solo es una colección de recetas, sino también un legado cultural que refleja la historia y las tradiciones de la Comunitat. Cada horno y pastelería, desde los conventos de Orihuela hasta los obradores de Morella, es un testimonio vivo de cómo la dulzura puede unir generaciones.

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