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La Geperudeta: La Virgen que Protege el Corazón de Valencia

🧙‍♂️ Leyenda de Valencia

La comunidad valenciana, una de las regiones más ricas en historia y cultura de España, es un vasto escenario de leyendas y tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación. Una de estas historias, que resuena entre las murallas del casco antiguo de Valencia, es la famosa leyenda de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad, y cómo llegó a ser venerada en estas tierras.

Esta leyenda tiene sus raíces en el siglo XV, cuando el Reino de Valencia era un hervidero de actividad cultural y mercantil. En ese entonces, la ciudad se distinguía por su hospitalidad hacia los menesterosos, y contaba con numerosas instituciones dedicadas a la caridad. Fue en este contexto que surgió la Cofradía de los Santos Inocentes Mártires y Desamparados, creada para dar sepultura a los fallecidos sin recursos y hacer obras de misericordia, especialmente con los huérfanos y personas desprotegidas.

La tradición cuenta que en 1414, Úrsula y Vicenta, un par de hermanas valencianas de una noble familia, se encomendaron a la misión de erigir una imagen que fuese símbolo de protección y esperanza para esta cofradía. Buscando el modo de realizar su propósito, se dice que una noche, en la iglesia de San Juan del Mercado, tuvieron una visión de la Virgen María, que les inspiró el diseño del icono que debería representar a la comunidad. Las hermanas decidieron entonces buscar a alguien capaz de plasmar aquella visión celestial en una escultura.

El cometido recayó en un artista anónimo, a quien posteriormente considerarían un “ángel en forma humana». Según la leyenda, el escultor trabajó durante tres días y tres noches a puerta cerrada en un pequeño taller. Al finalizar, entregó la imagen a las hermanas, quienes quedaron impresionadas por la belleza y la serenidad que irradiaba la escultura. Ésta representaba a una joven Virgen María, con una crianza dormida en sus entrañas, evocando la ternura y el consuelo que proporcionaría a los más desamparados.

La estatua fue presentada a la Cofradía y, poco a poco, su fama se extendió por toda Valencia. La capilla donde se colocó la imagen se convirtió en lugar de peregrinación, y comenzaron a atribuirse milagros y todo tipo de prodigios a su intervención. La Virgen de los Desamparados, conocida familiarmente como «La Geperudeta» debido a su ligera inclinación hacia adelante, fue ganando devoción popular y se arraigó profundamente en el corazón del pueblo valenciano.

Con el tiempo, los relatos sobre la protección de la Virgen no dejaron de crecer. A los recién nacidos que encontraban abandonados en las calles se les atribuía su salvación a su intervención divina. Muchos testimonios afirmaban que habían visto a una figura femenina cubrir a los niños con su manto antes de desaparecer. Durante las pestes y desastres naturales, las oraciones se dirigían a la Virgen de los Desamparados, pues se creía que su grácil intervención podría evitar la calamidad y traer consuelo a los afligidos.

Además, la Virgen de los Desamparados protagoniza una tradición vinculada a la fiesta de Les Falles, una de las festividades más importantes de Valencia. Cada marzo, miles de valencianos se congregan para rendirle tributo en una impresionante ofrenda floral que abarca toda la Plaza de la Virgen. Las falleras y falleros, vestidos con trajes tradicionales, desfilan por las calles de la ciudad con ramos de flores que, posteriormente, constituyen un impresionante manto floral a los pies de «La Geperudeta».

La relevancia de la Virgen de los Desamparados es tal que Felipe IV la proclamó oficialmente patrona de Valencia en 1667. El pueblo valenciano ha mantenido su devoción inquebrantable a lo largo de los siglos, consolidándose como un emblema protector y guía espiritual para todos sus habitantes.

En resumen, la leyenda de la Virgen de los Desamparados es un testimonio elocuente del sincero fervor religioso de la región, una expresión del arraigo a las tradiciones y la cultura que caracterizan a Valencia. A través de los siglos, esta imagen ha continuado siendo un faro de esperanza para todos aquellos que buscan refugio bajo su cálido manto, reafirmando así su posición en el perpetuo latido cultural y espiritual de la ciudad.

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