El Café Negrito es un establecimiento emblemático de Valencia, situado en la Plaza del Negrito, en el corazón del barrio del Carmen. Desde su apertura en 1981, ha sido testigo y partícipe de la evolución cultural y social de la ciudad.
Orígenes y Fundación
Fundado el 8 de noviembre de 1981 por Juan Vázquez Vázquez, quien contaba entonces con 20 años, el Café Negrito se estableció inicialmente en un local diferente al actual. Tras la declaración de ruina del edificio original, el café se trasladó a su ubicación actual en la Plaza del Negrito. Posteriormente, se inauguró “La Negrita”, considerada la “hermana pequeña” del café, en la misma plaza. 247valencia.com
La Plaza del Negrito
La plaza donde se encuentra el café tiene una historia particular. Originalmente conocida como Plaza de Calatrava, adoptó el nombre de Plaza del Negrito debido a una fuente instalada en 1850, la primera en Valencia en proporcionar agua potable. La fuente está adornada con una estatua de un niño de bronce que, con el tiempo, adquirió una pátina oscura, lo que llevó a los habitantes a referirse al lugar como la “Plaza del Negrito”. 247valencia.com
Evolución del Barrio del Carmen
En sus inicios, el barrio del Carmen era una zona menos transitada y considerada marginal, frecuentada por pocos debido a su reputación. Sin embargo, el Café Negrito se convirtió en un punto de encuentro para artistas, intelectuales y bohemios, contribuyendo a revitalizar el área y atraer a una clientela diversa. 247valencia.com
Actividades Culturales y Sociales
A lo largo de los años, el Café Negrito ha mantenido su esencia, adaptándose a los cambios sin perder su carácter distintivo. Ha sido escenario de exposiciones de arte, sesiones musicales y tertulias, consolidándose como un espacio cultural y social significativo en Valencia. Además, ha sido frecuentado por personalidades del teatro y la cultura, como Juan Echanove y miembros de El Tricicle. 247valencia.com
Traspaso y Continuidad
En 2020, después de casi 40 años al frente del negocio, Juan Vázquez decidió traspasar el Café Negrito debido a su jubilación. Este anuncio marcó el fin de una era para el establecimiento, reconocido por su ambiente acogedor y su relevancia en la escena cultural valenciana.
Renovación Artística
En 2023, el Café Negrito renovó sus murales de la mano de la artista urbana Nena Wapa Wapa, quien ya había intervenido en el local siete años antes. Esta renovación reafirma el compromiso del café con el arte y la cultura local, manteniendo su relevancia en la escena artística de Valencia. levante-emv.com
Legado y Significado
El Café Negrito sigue siendo un símbolo de la historia y la cultura del barrio del Carmen, reflejando la evolución de Valencia y su capacidad para preservar espacios que fomentan la convivencia y el intercambio cultural. Su legado perdura como testimonio de la transformación de una zona que pasó de ser marginal a convertirse en un epicentro cultural y social de la ciudad.el Café Negrito, en la plaza del Negrito, es su latido más fuerte. Este bar con terraza al aire libre es un imán para locales y forasteros, un lugar donde las mesas se llenan y las anécdotas se amontonan como las cañas vacías. Ana, camarera de 30 años con una sonrisa afilada, es testigo de todo. “Un sábado, un italiano pidió un ‘agua de Valencia’ sin saber qué era. Le dije que llevaba licor, y pidió dos. Acabó brindando con mi primo y cantando ‘O Sole Mio’ hasta que un vecino nos tiró agua desde el balcón. Le gritamos ‘¡Gràcies!’ y seguimos”, ríe.
Pero el Negrito tiene más. Una noche de viernes, un grupo de valencianos llegó con un altavoz y puso ‘La Blanketa’ a todo volumen. “En cinco minutos, medio barrio estaba bailando en la plaza. Un guiri intentó un breakdance y se cayó de culo; todos coreamos ‘¡Otra, otra!’ hasta que se levantó y pidió una ronda”, cuenta Ana. Otra vez, un cumpleaños se desmadró: “Era el 40 de un vecino, y trajo una tarta casera. Un inglés borracho la confundió con un buffet libre y metió la mano. Terminamos cantando ‘Cumpleaños feliz’ en tres idiomas mientras él se limpiaba la crema de la camisa”, dice, aún sorprendida.
Juan, el vecino de 60 años que vive arriba, es un clásico. “Bajé en pijama a quejarme del ruido, pero me dieron un gin-tonic y me quedé hasta las dos discutiendo sobre las Fallas con un francés. Ahora soy fijo los jueves”, admite. Su mejor noche fue un martes random: “Un chaval del barrio empezó a recitar poesía valenciana en la terraza. Un alemán pensó que era un rap y se puso a hacer beatbox. Fue un desastre tan bonito que Ana les dio cervezas gratis”. Y no falta la épica post-DANA: “Hicimos una noche solidaria y un grupo de guiris pidió ‘agua de Valencia’ para todos. Uno se subió a una silla a brindar ‘por Valencia fuerte’ y se cayó sobre mí. Nos reímos tanto que olvidamos el frío”, recuerda Juan.

