La reconstrucción de los daños tras las lluvias de octubre se convierte en un cruce de reproches entre administraciones. ¿Es el Cecopi el lugar adecuado para hablar de reconstrucción o solo un campo de batalla verbal?
En un mundo ideal, cuando una catástrofe golpea a una comunidad, las administraciones deberían trabajar juntas como un reloj suizo. Pero esto es España, y en el caso de la Dana que arrasó la Comunidad Valenciana el pasado octubre, la coordinación parece más bien una tragicomedia política.
Esta semana, el enfrentamiento público entre la delegada del gobierno español en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, y el conseller valenciano de Emergencias, Juan Carlos Valderrama, ha puesto en evidencia que la reconstrucción es tan compleja como el reparto de responsabilidades. Entre reuniones no atendidas y foros “inadecuados”, los valencianos se preguntan: ¿quién está realmente al mando?
¿Cecopi: el cuartel general o el karaoke de las excusas?
El Cecopi (Centro de Coordinación Operativa Integrada) es, según Bernabé, “el espacio de coordinación de las administraciones”. Básicamente, un lugar donde todos deberían sentarse, compartir café (y estrategias), y salir con soluciones claras para la emergencia. Pero la realidad es menos idílica.
Bernabé no ha dudado en criticar la ausencia del vicepresidente valenciano Francisco Gan Pampols en estas reuniones, argumentando que si estuviera allí podría “hablar diariamente con el comisionado del Gobierno, Josep Maria Àngel”. Una invitación cargada de reproche que, traducida al lenguaje político, suena más como: “Si no vienes, no te quejes luego de que no coordinamos.”
Sin embargo, Valderrama no se quedó callado. Según él, el Cecopi es un foro para gestionar emergencias activas, no un lugar para discutir la reconstrucción a largo plazo. “No es el foro adecuado,” dijo, añadiendo que el Cecopi está centrado en operativos y niveles de emergencia, no en debates sobre cómo levantar los puentes y carreteras arrasados.
¿Un Cecopi dividido?
El Cecopi, que en teoría debería ser un bastión de unidad, parece haberse convertido en un escenario más para el cruce de argumentos. Por un lado, el gobierno central insiste en que las conversaciones de reconstrucción pueden (y deben) darse allí. Por otro, la Generalitat opina que esto es como intentar arreglar un coche en medio de un atasco: técnicamente posible, pero nada práctico.
Gan Pampols, el gran ausente (o no tanto)
La ausencia de Gan Pampols en el Cecopi es uno de los puntos calientes del debate. Según Bernabé, su presencia allí solucionaría parte del problema. Pero Valderrama asegura que Gan Pampols está “constantemente” en contacto con él y que hay comunicación fluida.
El mensaje entre líneas es claro: ambos lados quieren evitar cargar con la culpa, pero el resultado es una sensación generalizada de descoordinación.
¿Coordinación o show político?
La disputa entre administraciones no es nueva, pero cuando se da en el contexto de una emergencia real, el desencanto ciudadano se multiplica. Los valencianos afectados por las riadas del 29 de octubre no necesitan discursos sobre foros adecuados o la frecuencia de las reuniones, sino respuestas concretas: cuándo empezará la reconstrucción, qué ayudas llegarán primero y quién se encargará de qué.
Mientras tanto, los políticos parecen más interesados en demostrar quién lleva la razón que en ofrecer soluciones reales.
Reflexión final: ¿quién paga los platos rotos?
Las lluvias ya hicieron suficiente daño; el resto lo está poniendo la política. Mientras se discute si el Cecopi es el lugar adecuado para hablar de reconstrucción, los afectados siguen esperando respuestas.
Y tú, querido lector, ¿crees que estas disputas son inevitables o simplemente una muestra más de la desconexión entre la política y la realidad? ¿Es hora de replantear los sistemas de coordinación en emergencias o simplemente de pedir que los políticos hagan su trabajo?