El último artesano del futbolín: la historia de Agustín Navarro

19 mayo, 2025
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🏭 Desde Paiporta, el taller donde el fútbol se juega con palancas y madera

En un pequeño taller de Paiporta, municipio de la provincia de Valencia, resiste uno de los últimos bastiones de la artesanía juguetera tradicional. Allí, entre virutas de madera, molduras por montar y el eco de las herramientas, trabaja Agustín Navarro, uno de los últimos fabricantes de futbolines de la Comunitat Valenciana. Su historia no solo habla de un oficio en extinción, sino también de amor por un legado que resiste al paso del tiempo, las modas y hasta las catástrofes naturales.

👨‍👦 Un oficio heredado: “Si no estudias, te vienes al taller”

La historia de Agustín comenzó hace más de 40 años, cuando su padre, ebanista de profesión, le puso entre la espada y la garlopa: “Si no estudias, tienes que trabajar aquí”. Y así fue. Con apenas 14 años, Agustín empezó a pulir maderas, montar porterías y ensamblar jugadores en miniatura. Aquella decisión lo marcaría de por vida. Nunca más abandonó el mundo del futbolín. “He perdido la cuenta de cuántos he hecho”, afirma hoy con una mezcla de orgullo y resignación.

🏢 Nace Futbolines Navarro

Hace dos décadas, tras pasar por distintas empresas del sector, Agustín decidió abrir su propio negocio junto a su padre, que ya estaba cerca de la jubilación. Así nació Futbolines Navarro, un pequeño taller donde cada futbolín se fabrica a mano, con maderas traídas de Alemania, Rumanía y Finlandia. En cada producto hay horas de carpintería minuciosa: corte de tablones, lijado, colocación de molduras, fundición de los jugadores con moldes propios, instalación de barras, metacrilato y herrajes.

⏱️ ¿Cuánto se tarda en hacer un futbolín?

En tan solo día y medio, Agustín puede transformar madera en un futbolín completamente funcional. Cada encargo es único y personalizado: hay clientes que piden los colores de sus equipos, como un encargo de Alcoi con jugadores en amarillo y negro, o un clásico derbi valenciano con Valencia y Levante en lugar del típico Barcelona vs Real Madrid.

🎯 De los billares a las Fallas

Aunque hasta hace unos años también fabricaba billares —y llegó a colocar alguno en casa de estrellas como Messi, Oblak o Villa—, Agustín decidió centrarse exclusivamente en los futbolines. Sus principales clientes han cambiado: ya no son bares ni recreativos, sino comisiones falleras, asociaciones, colegios y particulares nostálgicos.

“La mayoría de mis clientes tienen entre 40 y 50 años. Quieren recuperar un trozo de su infancia.”

Incluso iglesias han comprado futbolines en su taller. “He vendido a tres”, asegura, entre risas. Cada año, produce entre seis y ocho unidades a la vez, alcanzando el centenar anual. Cada futbolín se vende por unos 1.200 euros, generando una facturación que ronda los 120.000 euros anuales. “La gente se queja del precio, pero muchos llevan móviles más caros que tienen que cambiar cada dos años”, sentencia.

🌊 La Dana que casi lo arruinó

En octubre de 2024, la DANA que azotó la provincia de Valencia alcanzó también el taller de Agustín. El agua subió casi dos metros, anegando maquinaria, materia prima y encargos listos para ser entregados en Navidad. Las pérdidas fueron enormes. “Perdí decenas de miles de euros”, lamenta. A pesar del golpe, decidió seguir adelante: “Con tener para mí, ya tengo bastante”.

🤝 Solidaridad desde Alcoi

En uno de los gestos más conmovedores, el colegio Carmelitas Vedruna de Alcoy organizó una campaña para ayudarle: encargaron dos futbolines por 1.800 euros. También recibió el respaldo del empresario Juan Roig, quien le ofreció apoyo para reactivar el negocio. Agustín ha logrado mantenerse gracias a esta red de solidaridad espontánea, una muestra del cariño que despierta su trabajo.

🕰️ Una cuenta atrás

A sus más de 50 años, Agustín ya ha fijado fecha de retirada. “Me quedan nueve años. Conmigo se acaba esto”, declara con resignación. No porque no haya demanda, ni porque los productos chinos lo estén desplazando —“eso es más un juguete, no tiene nada que ver”—, sino porque nadie quiere seguir con el oficio. “La gente ahora no quiere trabajar en esto”, afirma.

🧡 Más que un juego, una pasión

El futbolín es más que un simple entretenimiento. Es una pieza de nuestra memoria colectiva. Un objeto que encierra tardes de bar, partidas entre amigos, y también la maestría de un artesano que, con cada corte de madera, mantiene viva una tradición. Mientras los salones recreativos se apagan y las consolas dominan el ocio moderno, Agustín Navarro sigue ahí, fiel a su arte, defendiendo con cada futbolín lo que él mismo resume con sencillez: “Yo voy a seguir haciendo el clásico. El de toda la vida”.

En el corazón de la Comunidad Valenciana, en la localidad de Paiporta, un pequeño taller de futbolines ha sido el escenario de una historia de perseverancia y pasión. Agustín Navarro, un carpintero de 56 años, ha dedicado su vida a la creación de estos juegos de mesa tradicionales, que han sido una parte integral de la cultura española durante décadas. Sin embargo, su negocio ha enfrentado un desafío sin precedentes tras la devastadora inundación conocida como la DANA, que afectó gravemente su taller y sus proyectos en curso.

El arte de Agustín Navarro

Agustín Navarro es un artesano único en su campo, distinguiéndose por ser el último fabricante de futbolines en la Comunidad Valenciana. Con una dedicación de más de 40 años, ha perfeccionado su técnica y ha logrado crear obras maestras que capturan la esencia del juego de mesa tradicional. Su taller en Paiporta, que ha sido heredado de su padre, es un testimonio de la maestría y la atención al detalle que caracterizan cada futbolín que sale de sus manos.

Proceso de creación

El proceso de elaboración de un futbolín es un arte que requiere tiempo y dedicación. Agustín Navarro selecciona personalmente los materiales, asegurándose de que sean de la mejor calidad para garantizar la resistencia y durabilidad del juego. Aunque utiliza maquinaria especializada, muchos de los toques finales se realizan a mano, lo que asegura que cada futbolín sea único y tenga un toque personalizado.

El impacto de la DANA

La inundación de la DANA fue un golpe devastador para el negocio de Agustín Navarro. Su taller fue anegado por más de 1,9 metros de agua, lo que dejó la maquinaria y los proyectos en curso seriamente dañados. Aunque el instinto inicial fue dejarlo todo, Navarro decidió seguir adelante, movido por la determinación de no abandonar su legado.

Renovación y continuidad

Renovar la maquinaria sería un costo elevado, cercano a los 50.000 euros. Sin embargo, con el apoyo de amigos y voluntarios, Navarro ha logrado recuperar algunos de sus herramientas y materiales, lo que le permitirá seguir adelante con su negocio. Aunque reconoce que la situación es difícil, su determinación por mantener viva la tradición de los futbolines valencianos sigue firme.

Apoyo del colegio Carmelitas Vedruna

En un gesto de solidaridad, el colegio Carmelitas Vedruna de Alcoi ha emprendido una campaña para ayudar a Agustín Navarro. Los padres del centro escolar han colaborado en la recaudación de fondos para adquirir dos futbolines a un precio total de 1.800 euros. Esta iniciativa ha sido un impulso para Navarro, quien ha visto en ella una oportunidad para mantener su negocio a flote.

Campaña de apoyo

La campaña del colegio Carmelitas Vedruna ha sido un éxito, logrando reunir los fondos necesarios para comprar los dos futbolines. Este apoyo no solo ha sido económico, sino que también ha significado un reconocimiento al trabajo y la dedicación de Agustín Navarro. Su compromiso con la tradición y la cultura valenciana ha sido un factor clave para que el colegio decidiera apoyarlo.

La historia detrás del futbolín

El futbolín tiene una rica historia que se remonta a fines del siglo XIX, cuando se patenta por primera vez en España. Desde entonces, se ha convertido en un pasatiempo tradicional en todo el país, con diferentes variantes regionales. En la Comunidad Valenciana, Agustín Navarro es el último eslabón de una cadena de artesanos que han mantenido viva esta tradición.

Orígenes y evolución

El futbolín se originó como un juego alternativo para niños que no podían jugar al fútbol debido a sus limitaciones físicas. A lo largo del tiempo, ha evolucionado y se ha convertido en un juego de mesa popular en España, con diferentes reglas y estilos de juego en distintas regiones.

Futuro de los futbolines

A pesar de los desafíos, Agustín Navarro sigue siendo optimista sobre el futuro de su negocio. Con el apoyo de la comunidad y de iniciativas como la del colegio Carmelitas Vedruna, ve una oportunidad para seguir adelante. Además, ha recibido apoyo privado de prominentes empresarios valencianos, como Juan Roig, quien ha ofrecido su ayuda siempre que Navarro continúe con su negocio.

Desafíos y oportunidades

El camino hacia el futuro no está libre de desafíos. La renovación de la maquinaria y la búsqueda de nuevos mercados serán cruciales para mantener el negocio a flote. Sin embargo, con la ayuda de amigos, la comunidad y apoyo económico, Navarro está decidido a superar estos obstáculos.

Conclusión

La historia de Agustín Navarro y su taller de futbolines es un testimonio de la pasión y la perseverancia en tiempos difíciles. A pesar de los desafíos que ha enfrentado, su compromiso con la tradición y la cultura valenciana sigue firme. Con el apoyo de la comunidad y de iniciativas como la del colegio Carmelitas Vedruna, Navarro está listo para seguir adelante y mantener viva la tradición de los futbolines valencianos.

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