2 marzo, 2025
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“El Turia: El parque que cambió la vida valenciana”

En Valencia, hay un río que ya no lleva agua, pero fluye con vida: el Jardín del Turia. Este parque de nueve kilómetros, que serpentea por la ciudad como un pulmón verde, no es solo césped y árboles; es el latido diario de los valencianos. En marzo de 2025, aquí corren al amanecer, pasean bajo el sol, montan en bici y hasta se enamoran entre sus puentes. No es un jardín cualquiera: es un espacio que nació de una tragedia —la riada de 1957— y se convirtió en el alma de una ciudad que respira al aire libre. Historias de runners sudorosos, familias ruidosas y extranjeros flipando con este oasis urbano lo hacen fresco, cotidiano y, sobre todo, valenciano hasta la médula.

Un amanecer de runners y promesas
Cuando el sol apenas asoma, el Turia ya está vivo. Los runners toman el parque como su pista sagrada. Javi, un informático de 32 años, corre cada mañana desde el puente de las Flores hasta el de la Exposición. “Una vez, vi a un guiri corriendo con chanclas y una cámara al cuello. Me paré a ayudarlo cuando se tropezó, y me dijo: ‘This park is crazy big!’ Le di agua y ahora nos saludamos cada día”, cuenta, ajustándose las zapatillas. El aire fresco y el canto de los pájaros son su combustible, pero las historias también: “El otro día, un abuelo me adelantó en patinete eléctrico gritando ‘¡A por ellos!’ Creo que iba a por mí”, ríe.

Ana, una enfermera de 28 años, tiene su propia anécdota: “Corría al alba y me crucé con un grupo de chavales haciendo un picnic a las seis de la mañana. Me ofrecieron una tortilla y terminé desayunando con ellos bajo el puente de Aragón. Eran de Ruzafa y celebraban un cumpleaños que se les fue de las manos”. El Turia al amanecer es así: un lugar donde el sudor y las risas se mezclan bajo un cielo que pasa de gris a naranja.

Familias en bici: El caos feliz
A mediodía, el parque se llena de pedales y gritos infantiles. Las familias valencianas lo han hecho suyo. Lucía, de 35 años, lleva a sus dos hijos en bici cada fin de semana desde Campanar hasta la Ciudad de las Ciencias. “Mi pequeño, de 5 años, se paró en el puente de Serrano a dar de comer a las palomas con un bocata entero. Un guiri lo grabó como si fuera un documental de National Geographic”, dice, aún avergonzada. Su marido, Paco, añade: “Una vez nos adelantó un pelotón de abuelos en tándem cantando ‘Valencia en Fallas’. Los niños los siguieron y acabamos todos en un picnic improvisado cerca del Palau”.

El Turia es un circo familiar en movimiento. “El domingo pasado, una niña del barrio dejó su bici en medio del carril y salió corriendo tras un perro. Un runner la esquivó por milímetros y gritó ‘¡Esto es Valencia!’ mientras aplaudía”, cuenta Lucía. Los puentes, con sus arcos de piedra, son puntos de encuentro: bajo el de la Trinidad, una familia montó un cumpleaños con piñata y todo. “Un inglés se acercó a pedir fotos y terminó pinchando el globo con ellos. Se fue con una sonrisa y un trozo de tarta”, dice Paco.

Extranjeros flipando: El Turia como sorpresa
Para los expatriados, el Turia es un descubrimiento que no esperaban. Kate y Dan, la pareja británica de Jávea, lo vieron por primera vez en un paseo dominical. “Pensé que era un parque normal, pero es como un río verde interminable. Alquilamos bicis y Dan se perdió cerca del Gulliver. Lo encontré discutiendo con un valenciano sobre si el puente era romano o no”, ríe Kate. Su vecino, Pepe, les explicó la historia: “Les dije que el río se desvió tras la riada del 57. Dan me miró como si le contara un cuento de hadas y dijo: ‘You turned a disaster into paradise!’”.

Marta, la nómada digital alemana de Ruzafa, lo flipó de otra manera: “Vine a trabajar con mi portátil bajo un árbol cerca del puente de las Artes. Un grupo de críos jugando al fútbol me dio con el balón y me invitaron a un zumo como disculpa. Terminé pateando con ellos y mi Zoom quedó en mute”. En X, @ValenciaExpats2025 tuitea: “El Turia es un parque, un gimnasio y un circo a la vez. I love it”. Los extranjeros no solo pasean; se quedan, fascinados por un espacio que respira vida.

Amor y atardeceres: El Turia romántico
Cuando el sol cae, el Turia se tiñe de romance. Las parejas lo han hecho suyo. Clara, de 29 años, conoció a su novio allí: “Paseábamos bajo el puente de la Mar y él tropezó con una raíz. Me reí tanto que me invitó a un café para compensar. Dos años después, nos prometimos en el mismo sitio”. Otra noche, un valenciano, Miguel, de 34 años, preparó una sorpresa: “Llevé a mi chica al puente de Calatrava con una guitarra y le canté ‘Algo contigo’. Unos guiris nos grabaron y aplaudieron como si fuera un concierto. Nos dio vergüenza, pero fue perfecto”.

Un parque que lo cambió todo
El Turia no es solo verde; es donde Valencia vive. Tras la DANA de 2024, se llenó de familias y voluntarios: “Corrimos, paseamos y lloramos juntos aquí. Nos dio aire cuando lo necesitábamos”, dice Javi. En 2025, los runners, las bicis y los extranjeros flipados lo mantienen vivo. “Es nuestro río sin agua, pero con alma”, dice Clara. Desde el amanecer hasta la noche, el Turia es un lienzo donde los valencianos pintan su día a día, un parque que no solo cambió la ciudad, sino cómo la sienten.

El Jardín del Turia: Historia, Transformación y Legado

El Jardín del Turia es el gran pulmón de Valencia y uno de los parques urbanos más extensos de Europa. Su existencia es el resultado de una de las mayores transformaciones urbanas de la ciudad, motivada por la necesidad de evitar futuras inundaciones y reforzada por una fuerte movilización ciudadana que abogó por convertir el antiguo cauce del río en un espacio verde en lugar de una autopista.

Orígenes: La Gran Riada de 1957

Las inundaciones periódicas del río Turia obligaron a canalizar su cauce a su paso por Valencia. Sin embargo, fue la catastrófica riada del 14 de octubre de 1957 la que forzó la construcción de un nuevo trazado alternativo, desviando el río hacia el sur para evitar futuros desastres.

El “Plan Sur” se diseñó para crear un nuevo cauce artificial, dejando el antiguo lecho del río libre. En un primer momento, la propuesta urbanística oficial pretendía convertirlo en una autovía de 12 carriles que atravesara la ciudad de oeste a este. Sin embargo, esta idea fue rechazada por la ciudadanía.

Movilización Ciudadana: “El riu és nostre i el volem verd”

Durante las décadas de los 70 y 80, las protestas ciudadanas tomaron fuerza bajo el lema “El riu és nostre i el volem verd”, exigiendo que el antiguo cauce del Turia se transformara en una gran zona verde.

Los movimientos vecinales y grupos ecologistas impulsaron reuniones y propuestas para evitar que el cauce se destinara al tráfico rodado. Se formó la Comisión Ciudadana Pro-cauce, compuesta por profesionales de arquitectura, ingeniería y ecologismo. Finalmente, en 1979, se logró que los terrenos fueran calificados como zona verde y parque público.

Inicio de las Obras y Diseño del Parque

En 1980, comenzaron las obras en el antiguo cauce. Se ajardinó el sector entre los puentes de San José y Serranos, a cargo de Domingo Horticultores. Sin embargo, no fue hasta 1986 cuando se colocó la primera piedra de los tramos que darían lugar al actual Jardín del Turia.

El diseño del parque fue en gran parte obra del arquitecto Ricardo Bofill padre, quien concibió un espacio natural en armonía con la estructura histórica de la ciudad.

En junio de 1987 se inauguraron los primeros tramos, aunque las obras continuaron años después hasta completar el recorrido actual.

Características del Jardín del Turia

El Jardín del Turia se extiende a lo largo de casi 10 kilómetros y ocupa aproximadamente 110 hectáreas, convirtiéndose en el parque urbano más grande de España.

Elementos Destacados:

  • Puentes Históricos: A lo largo del recorrido se conservan 18 puentes de distintas épocas y estilos arquitectónicos.
  • Zonas Deportivas y Recreativas: El parque cuenta con espacios para correr, andar en bicicleta, jugar al fútbol, baloncesto y rugby.
  • Parque Gulliver: Inspirado en Los viajes de Gulliver, es una enorme zona de juegos donde los niños pueden trepar y deslizarse.
  • Bioparc: Situado en el extremo oeste del jardín, es un parque zoológico de nueva generación.
  • Ciudad de las Artes y las Ciencias: En el extremo este se ubica este emblemático conjunto arquitectónico que incluye el Hemisfèric, el Museo de Ciencias y el Oceanogràfic.

Impacto y Legado

El Jardín del Turia no solo ha sido un éxito paisajístico y urbanístico, sino que también ha servido para cohesionar la ciudad, ofreciendo un espacio de esparcimiento y socialización. Además, se ha convertido en un referente de cómo la participación ciudadana puede influir en la planificación urbana.

El parque ha sido reconocido internacionalmente y ha sido destacado en medios como The New York Times y CNN como uno de los mejores ejemplos de recuperación urbana.

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